Lo decisivo para actuar en política es la pasión moral
Theodor Heuss (1884-1963) Político alemán
Sí o sí, el gobernador Ramírez Bedolla y el alcalde Alfonso Martínez, deben invertir lo necesario para que opere a nivel estatal, y obviamente en la capital, un sistema de alerta sísmica moderna y eficiente. Esta semana debe hacer que desde el poder público se vea con absoluta prioridad ese rubro.
Cierto, la naturaleza fue benévola con los michoacanos, dado que ni el sismo del lunes ni sus más de mil quinientas réplicas, incluyendo una casi tan fuerte como la del jueves por la madrugada, generaron pérdidas de vidas humanas ni afectaciones materiales a gran escala, lo que fue realmente sorprendente si se considera que el movimiento original fue de 7.7 grados en la escala de Richter, y de 6.9 su principal réplica.
Pero como toda buena política pública, en este rubro debe actuarse con énfasis en la prevención, y si bien un sismo no puede prevenirse, sí puede anticiparse los segundos necesarios para reducir riesgos, segundos que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Ahí es donde los gobiernos deben poner el acento, y uno fundamental es contar con alertas sísmicas modernas. En realidad, resulta inconcebible que no las tengamos en Morelia ni en el estado, cuando es razonablemente sencillo acceder a ellas.
El problema es que estos temas sólo cobran notoriedad cuando se presentan movimientos telúricos de gran escala, pero igual de rápido se desvanece la preocupación. Los estadistas son aquellos que operan pensando a futuro, no a bote pronto.
De ahí que sea exigible para Ramírez Bedolla y para Alfonso Martínez, en sus respectivos niveles de influencia gubernamental, que actúen con ese criterio. Incluso ya la Universidad Michoacana les ha allanado el camino: sus investigadores tienen un prototipo de alerta muy avanzado, pero que ha quedado trunco, para no variar, por falta de recursos económicos.
Veremos si a nuestros gobernantes los momentos de terror vividos esta semana les abren los ojos y obran en consecuencia, o vuelve a suceder, como siempre, que nos olvidamos de episodios así a los pocos días y todo sigue como siempre: con deficiencias propias de gobiernos no visionarios ni sensibles. Veremos cómo responden. Y mientras, a la pesadilla le quedan todavía 739 días.
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