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domingo, mayo 4, 2025

UNIVERSIDAD: ¡OH DECEPCIÓN!

jaimelopez Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber

Albert Einstein (1879-1955). Científico alemán naturalizado norteamericano

Después de escuchar el enésimo rechazo de los sindicatos universitarios a aceptar el menor asomo siquiera de diálogo, mucho menos a ir por una reforma que obligue a sus agremiados a aportar al fondo de jubilaciones y pensiones, me quedaba la esperanza de que, por fin, el rector Medardo Serna se mostrara decidido a tomar el toro por los cuernos. Pero ¡oh decepción!

Platico con él en Respuesta Radio este jueves, esperanzado en que el grado de crisis ha que han llegado las finanzas nicolaitas le hubieran hecho reaccionar, pero Serna se mantiene cauto, precavido, políticamente correcto. En cualquier otra circunstancia, se trata de cualidades fundamentales en todo político (el rectorado es político, acaso el más político de los cargos públicos), pero en tratándose de la realidad universitaria, resultan más bien decepcionantes.

Mesurado, aún ante la tragedia, el rector no da su brazo a torcer ni un grado: rechaza cambios profundos en la vida universitaria; rechaza retirar las inmorales prebendas a los sindicalizados; rechaza siquiera que se trate de conquistas leoninas –“así se pactaron en su momento, y ahora hay que respetarlas”; rechaza enviar motu proprio al Congreso un proyecto de reforma a la Ley Orgánica; rechaza, por supuesto, siquiera pensar en un cierre temporal de la Universidad, como muchos pensamos es imprescindible para refundarla.

De los líderes sindicales, no sorprende. Su irracionalidad y ambición les lleva a rechazar toda modificación, por mínima que sea, al status quo universitario. Pero me quedaba la esperanza de que tras el caótico 2017, Serna diera un manotazo en la mesa y en un acto, no de desesperación, sino de congruencia con la realidad, fijara ahora sí una posición drástica de cambio profundo, no superficial, en la sufrida Universidad.

Pero no, nada. Y si a la inmoral posición de los sindicatos y la apatía de la autoridad nicolaita, le sumamos la indiferencia del Congreso del Estado, debemos concluir que el futuro que le espera a la Casa de Hidalgo no es grave, es patético, porque a nadie parece interesarle. Aquí ni siquiera cabe aquello de que se pudiera ver la luz al final del túnel, porque en este caso ni túnel hay. La Universidad es el mundo al revés: se muere y nadie hace nada por salvarla, pese a que todos viven de ella. Lamentabilísimo. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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