La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad.
Thomas Mann (1875-1955) Escritor alemán
El aumento del número de contagios de covid en el país, fenómeno al cual nuestro estado y su capital no son ajenos en absoluto, obliga a replantear si los protocolos sanitarios que se tienen en marcha son los correctos.
Me parece que claramente, no. Si siempre durante la pandemia han sido peligrosamente blandos, hoy está siendo criminal no ajustarlos a la luz del nivel que está tomando la cuarta ola.
En el caso de nuestro entorno, resulta obligado repensar las medidas actuales: es evidente, de entrada, que las clases escolares presenciales de todos los niveles deben volver a suspenderse el tiempo que sea necesario hasta que vuelva a la baja la tendencia de contagios, lo mismo que todo tipo de eventos de concentración masiva como presentaciones musicales o deportivas.
Igual criterio debe aplicar para congregaciones en templos o en salas cinematográficas. Se trata de que todo lo que no sea considerado esencial se aplace. Desde luego, la actividad comercial, industrial, el transporte público, los servicios en general y las tareas de gobierno no aplazables, deben seguir su curso.
Por eso, es importante por ejemplo que el ayuntamiento ya oficialice la suspensión de actividades de la Liga Municipal de Fútbol, y que el gobierno del estado ordene el regreso completo a las clases en forma virtual. No pasa absolutamente nada si ello sucede, y sí se contribuye a reducir riesgos de propagación del virus.
De acuerdo con las estimaciones de los expertos, la cuarta ola podría comenzar a ceder en un mes si se toman las medidas sanitarias pertinentes. Caso contrario, solo generará más dolor y muerte.
Es urgente, pues, que los gobiernos municipales y estatal actúen con total responsabilidad y con fundamentos científicos, no por filias y fobias de ninguna naturaleza. El horno no está para bollos. ¡Aguas!
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