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viernes, julio 25, 2025

V, ¿DE VENGANZA?

Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan

José Ingenieros (1877-1925) Filósofo ítaloargentino

 

jaimelopezHay quien afirma que el plan B del presidente López Obrador para debilitar al INE, aprobado durante la madrugada de este miércoles, en realidad debiera ser escrito con V de venganza.

No es en absoluto descabellado que, en efecto, haya una dosis de cobro de facturas en el tabasqueño al ordenar a sus diputados aprobar dicha iniciativa; a fin de cuentas, se trata de un personaje vengativo, receloso, que no perdona lo que a su juicio son deslealtades o traiciones, o simplemente que no perdona a quien no se pliegue a ciegas a sus chasquidos de dedos. El INE no lo ha hecho y ahí pueden estar parte de las consecuencias.

Pero sin perder de vista esa lectura, me queda claro que de mayor peso es la que tiene que ver con la preocupación, podría decirse alarma, que carcome hoy a López Obrador, al no tener cien por ciento seguro el triunfo en las elecciones del 24. Desde mi punto de vista, la intención primero de aniquilar al INE con una reforma constitucional, que no pasó, y luego la de debilitarlo, que sí se aprobó, responde al peligro que advierte de que pueda perder en el 24.

La hipótesis se sustenta en que durante los primeros tres años de su sexenio, López Obrador pudo modificar la Constitución a placer, dado que tenía en el Poder Legislativo el número de votos suficientes. Pudo haber fulminado al INE con la mano en la cintura, haciéndole los cambios necesarios en la Carta Magna. Tenía a San Lázaro en su puño. ¿Por qué no lo hizo? Por una sencilla razón: no lo veía necesario, suponía que las elecciones del 24 serían como coser y cantar para él. Y entonces, si no había manera de perderlas, ¿para qué desgastarse aniquilando al INE? Con INE autónomo o no, el triunfo estaba asegurado.

Pero así como la confianza mató al gato, también le hizo, en ese sentido, tirarse a la hamaca al presidente. Y cuando ya no arrasó en las elecciones del 21, a grado de que ni siquiera pudo mantener la mayoría que tenía en la Cámara de Diputados, el mazazo le hizo volver a la realidad. Ahí entendió que para asegurarse un triunfo en el 24 no había más que eliminar la incómoda autonomía del INE y puso manos a la obra. No le alcanzó ya para eliminarlo, pero sí para cortarle un brazo y una pierna, lo que sucedió este miércoles por la madrugada.

Luego entonces, su plan B en realidad no tuvo que ver con buscar una venganza contra el INE, no había porqué, pero sí con su creciente preocupación de perder las elecciones presidenciales. Por tanto, no estoy convencido de que a ese plan haya que incorporarle la V de venganza. En el fondo, sigue siendo con B, de segunda opción. Pero de que las alarmas están encendidas en Palacio, lo están. Y a la pesadilla todavía le quedan 663 días.

twitter@jaimelopezmtz

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