No me preocupa tanto la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena
Martin Luther King (1929-1968) Pastor bautista
A principio de año, Brozo advirtió al presidente López Obrador que sería una ruindad jugar con la vacunación anticovid en función de los tiempos electorales. La alerta de Víctor Trujillo ha sido una de las más repudiadas por la 4T y sus huestes, pero al paso de las semanas va quedando claro que no fue infundada.
En efecto, la vacunación ha sido diseñada por el presidente con cálculo electoral de finísima precisión, sólo que no contaba con la aparición de un episodio en la telenovela fuera de script: las vacunas sin vacunas.
Pero López Obrador apeló rápido a su inveterada cuanto eficaz fórmula para desligar a su gobierno de toda responsabilidad en el caso: asentó que debe investigarse si los videos donde se observa a personal médico engañando con jeringas rellenas de aire, son un montaje de sus adversarios para criticarle su exitoso plan de vacunación.
En lugar de sentirse agraviado como millones de mexicanos, de ordenar una indagatoria a fondo para dilucidar qué fue lo que sucedió en la Ciudad de México y en Ciudad Obregón, Sonora, y de comprometer que se llegaría hasta sus últimas consecuencias y desde luego que episodios así no se volverían a repetir, López Obrador asume el rol que no falla: el de víctima.
Así, de posible victimario, su gobierno y él se ubican rápido del otro lado de la mesa, el de la víctima. Las víctimas, sin duda, serían el hombre y la mujer que recibieron dosis fraudulentas de inmunológico contra el convid, y las otras más indeterminadas en el número, que eventualmente habrían sido objeto de un engaño similar en otras partes del país. Y en lugar de ofrecer una disculpa a todas ellas, el presidente se resguarda en su eterno rol de ofendido, de agraviado por los conservadores que solo buscan dañarlo. Implícitamente ahora el que exige disculpas es él.
Sabe que con su base electoral el argumento está intacto y tiene efecto inmediato. Es su preocupación. Convenciendo a sus huestes, lo demás le tiene sin cuidado. Si sus treinta millones de votantes le creen, el resto de la historia es peccata minuta.
Porque todo en él, como alertaba Brozo, es manejo electoral, y la vacuna no es la excepción. El exabrupto de la vacuna sin vacuna fue rápidamente “corregido”, no con la garantía de que se castigaría y no se repetiría, sino con hacerse el agraviado, su estratagema infalible….hasta ahora.
twitter@jaimelopezmtz