En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada
Franklin D. Roosevelt (1882-1945) Presidente de Estados Unidos
Con un plan “a lo López Obrador”, es decir, a lo demagógico, a lo absurdo, iniciará este lunes lo que el gobierno llama campaña masiva de vacunación contra el covid. Inicia con 870 mil dosis de AstraZeneca, pero que en realidad alcanza para la mitad de adultos mayores, porque al igual que la de Pfizer, se requieren dos dosis para alcanzar la inmunidad. O sea que calificar de “masiva” una campaña para vacunar a 435 mil adultos, considerando una población de 129 millones de mexicanos, es bastante relativo.
Pero, bueno, atengamos al calificativo oficial: masiva. Confiemos que, ahora sí, el presidente nos hable con la verdad, y lo que anuncia este fin de semana, en el sentido de que a partir de ahora no pasará semana en que no arriben volúmenes importantes de vacunas de diferentes marcas, se va a cumplir. En realidad no queda de otra que confiar.
Llama la atención, en todo caso, el tipo de “estrategia” que diseñó López Obrador: ir primero a los 330 municipios más pobres, los más alejados de los grandes centros urbanos, para vacunar a los adultos mayores. El “plan” no es ni justo ni tiene lógica. No es justo porque primero debiera asegurarse la vacuna a todo el personal de salud del país: médicos, enfermeros, camilleros, laboratoristas, conductores de ambulancias, paramédicos e incluso el personal administrativo de los hospitales. Y en todos los casos, personal médico oficial y privado. Luego vendrían los adultos mayores. Pero empezará con éstos, cuando aún restan decenas de miles de integrantes de los equipos médicos por vacunarse.
Y no tiene ningún sentido el plan, porque es ilógico vacunar a los adultos de los municipios más alejados, porque está comprobado que en ellos hay un mucho menor riesgo de propagación del virus que en las grandes poblaciones urbanas. Cualquiera con dos dedos de frente invertiría el orden, pero no López Obrador. Es claro que el plan es demagogia pura, para mantener el discurso de “primero los pobres”, pero en el caso de la pandemia, los municipios más pobres no son los más golpeados, sino las grandes ciudades.
Como sea, arranca así este lunes esa campaña “masiva” de vacunación, que ni será masiva ni será “estratégica”. Será con la demagogia y la ausencia absoluta de un diseño científico, propia de López Obrador. Ni modo, es lo que hay. Hagámonos a la idea.
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