Es peligroso tener la razón cuando el gobierno está equivocado
Voltaire (1694-1778) Filósofo francés
Seguramente el día de la jornada electoral se comprobará si, como dijo él mismo, al presidente López Obrador la pandemia le cayó como anillo al dedo. Pero es evidente que la vacuna anti covid sí le viene justo así. En ello no hay duda.
Y es que ya no parece haber la menor sombra de sospecha que la dosificación de la compra, distribución y, sobre todo, aplicación de la vacuna, están siendo diseñadas con escrupuloso cálculo político electoral. El presidente supone que cambiará vacunas por votos, de ahí su empecinamiento en concentrar en su oficina hasta la más nimia toma de decisiones en ese programa.
Ello explica su negativa a que intervengan gobernadores, empresas y hospitales y consultorios privados. Nadie puede meter mano, porque cada vacuna que aplicara una autoridad que no sea federal, o un empresario o un médico en lo particular, es potencialmente un voto menos para el presidente. Al menos, ese es claramente su razonamiento y en función de él, su actuación que raya en lo criminal.
Cada vacuna irá “con los atentos saludos del señor presidente”, como si fuera él el dueño del presupuesto con el que se compran, y como si no fuera una obligación del Estado proteger a sus gobernados. Pero la visión monárquica, autoritaria de López Obrador, le impide actuar como hombre de Estado o, incluso, como alguien con sensibilidad. Y si en cualquier otro momento y bajo cualquier otra circunstancia, un modelo de actuación así sería tremendamente peligroso, en el caso de la vacunación contra la peor pandemia que ha vivido la humanidad en un siglo, se vuelve a todas luces una política criminal.
De hecho, a partir de ahora, en que hay vacuna, una parte cada vez más importante de los mexicanos muertos por covid, deberán cargarse a la cuenta de Palacio Nacional y, por ende, en su vertiente electoral, a la de Morena, porque cada retraso en la aplicación del inmunológico por razones de conveniencia electoral, será una sentencia de muertes para miles de mexicanos.
Y si hay dudas, sólo basta observar la decisión presidencial de que la Ciudad de México y el estado de Coahuila sean los primeros que reciben la vacuna. Una ridícula cantidad de dosis, cierto, pero para efectos mediáticos de alto impacto. La capital del país por ser el gran bastión electoral de Morena, en términos cuantitativos, y Coahuila porque ahí Morena perdió escandalosamente la reciente elección local y hoy hay que recuperarla para Morena.
Sí, la vacuna ha caído como anillo al dedo a la ruindad de suponer que a través de ella el presidente puede cambiarla para votos para Morena. Al tiempo. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com
