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martes, junio 17, 2025

VESTIDA Y ALBOROTADA 

Leyes hay, lo que falta es justicia: 

Ernesto Mallo (1948-?) Escritor argentino

 

La tontería demagógica de viajar en avión comercial para no contrariar las órdenes escritas en piedra de Andrés Manuel López Obrador, le habría impedido a Claudia Sheinbaum estar más tiempo en Alberta, Canadá, y quizá haber tenido la oportunidad de sostener un encuentro con Donald Trump.

Cierto, podrá argumentarse que si ya se tenía confirmada la reunión con Trump para el martes, con que llegara a Canadá unas horas antes era suficiente, porque nadie podía suponer que el polémico presidente yanqui decidiría regresar a su país antes de lo previsto, y de esa forma cancelar su encuentro con Sheinbaum.

Sí, ¿pero qué le costaba a la presidenta haber estado en la sede de la cumbre del G7 un día antes, considerando la trascendencia histórica de su encuentro con Trump? Represión y redadas a migrantes, impuestos a remesas, aranceles, revisión del tratado de libre comercio, fentanilo, lucha conjunta contra los cárteles mexicanos, son los temas que urgirían a que Sheinbaum dedicara todo el tiempo necesario para garantizar un encuentro con Trump.

Pero seguir en la línea populista de viajar en avión comercial, le obligó a sujetarse a los horarios normales de Air Canada. Por la relevancia y la urgencia de reunirse con Trump, Sheinbaum debió estar desde el domingo en Alberta, para lo cual lo lógico es que utilizara una aeronave de las fuerzas armadas, que partiera cuando ella lo decidiera en función de sus intereses, como hace cualquier presidente del mundo, menos los demagogos mexicanos, López Obrador y ella.

Haber estado desde el domingo en la sede de la cumbre, podría haberle permitido la oportunidad de anticipar su encuentro con su homólogo norteamericano, por si éste decidiera bruscamente romper su agenda de compromisos, como finalmente sucedió. Cierto, igual y así el encuentro se hubiera cancelado, pero al menos aumentaban las posibilidades de adelantarlo si fuera necesario.

Como sea, la reunión se abortó. Trump pretextó el aumento de la tensión entre Israel e Irán para regresar antes de lo previsto a Washington. Sheinbaum no tuvo más que justificar la cancelación y quedar vestida y alborotada.

¿Qué hubiera pasado si llega desde el domingo, como debió hacerlo?, ¿habrá pronto otras oportunidades de un encuentro directo con Trump, no solo telefónico? Ni lo uno ni lo otro es posible saber. Es de esperarse que la presidenta científica aprenda la lección y abandone las prácticas absurdas que le heredó López Obrador. Por ahora, su rupestre estilo de gobernar la jugó una mala pasada. X@jaimelopezmtz

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