A fuerza de conceder derechos a todo el mundo, la democracia es el régimen que maya con mayor seguridad la bondad
Albert Guinon (1861-1923) Dramaturgo francés
Lo habíamos advertido: las campañas políticas en Michoacán, como en buena parte del país, transcurren en un clima cada vez más adverso y de riesgo para muchos de los candidatos a los diferentes cargos de elección en juego. En el caso de nuestra entidad, ya hay registro de hechos que van desde “simples” daños en vehículos oficiales, hasta atentados en contra de candidatos e incluso la muerte de auxiliares suyos, como en Los Reyes.
El episodio más reciente y que por ubicarse en esta capital adquirió mayor relevancia mediática y política, fue el atentado que sufrió el equipo de campaña de Guillermo Valencia Reyes, candidato del PRI a la Alcaldía moreliana, en el fraccionamiento Cosmos la noche del sábado.
Lamentablemente los augurios se vienen cumpliendo: las elecciones se tornan cada vez más violentas y de manera paulatina se va consolidando el escenario en el que tan importante como el voto ciudadano, es el “voto” del crimen organizado, o incluso en ocasiones más definitivo. Con balazos e intimidación, los criminales cada vez tienen más injerencia no solo en la nominación de candidatos, sino luego en el resultado mismo de la elección.
Pero además, se acentúa el fenómeno de que la sociedad va entendiendo esos escenarios de violencia como algo normal: si prácticamente toda la actividad social pasa por el tamiz de la violencia, las de tipo electoral y político no tendrían por qué ser la excepción. Nada más peligroso que volvernos una sociedad de cínicos, donde nada nos alarma, nada preocupa mayormente, todo se trivializa.
Es urgente que los diferentes niveles gubernamentales, los organismos electorales, los partidos y sus candidatos, establezcan condiciones y protocolos mínimos de seguridad que reduzcan, dado que abatir sería imposible, los riesgos de que la violencia escale aún más en estas elecciones, porque el panorama pinta sombrío en ese sentido. De no corregirse, el temor ciudadano incluso a acudir a votar el 6 de junio se irá acrecentando, a grado de que podría disminuir considerablemente la asistencia a las urnas, con los peligros que ello implicaría en términos de gobernabilidad. No se ha hecho mucho al respecto hasta ahora, pero acaso aún sea tiempo de poner un alto a la violencia política en Michoacán. Veremos.
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