Más que la verdad, el demagogo dice lo que el público quiere oír
José Ramón Ayllón (1955-?) Filósofo español
Total, ya estamos en plena chunga promovida por el propio presidente. Esto ya ha entrado en el escenario de un auténtico circo, payasada tras payasada.
Tras la rifa, que no fue rifa, del avión, viene ahora la rifa, que tampoco lo será, de terrenos en la playa. López Obrador, el mago López Obrador, el prestidigitador López Obrador, ya sacó otro conejo de la chistera para su cautiva e ignorante feligresía: rifará en pedazos, un tramo de playa en Sinaloa que el gobierno de Felipe Calderón adquirió para impulsar proyectos de infraestructura hotelera, pero que jamás se concretaron. Hoy, como todo lo que huela al pasado, López Obrador ha decidido vender esos terrenos, pero como no encuentra comprador, ha anunciado que también los rifará. Total, si pegó rifar un avión…
Rápido encontró el presidente su siguiente as para mantener el vodevil. Si bien el avión ahí sigue, tras el fraude de su supuesta rifa, ya no parecía que le daría más material para extender la cortina de humo. Y como hay que seguir entreteniendo al pueblo bueno y sabio para que no recuerde a Pío y sus tropelías, encontró raudo una nueva zanahoria para enseñarle: terrenos en la playa.
Sin importarle que con sus ocurrencias se corrobore que le urge atención sicológica, el presidente sigue en su carrera desquiciante por evadir los grandes problemas nacionales, sabedor de que sus treinta millones de feligreses son fácilmente manipulables. Así, la pandemia y sus 75 mil muertos –que en realidad, ya sabemos, son al menos 225 mil-, el millón de empleos perdidos, la caída del, mínimo, diez por ciento del PIB, los setenta mil muertos por la violencia, todo ello y más pueden esperar, deben esperar.
Ahora, la atención estará ubicada en los terrenos de una playa, porque ese es el signo de la 4T y su jerarca, el dueño del circo; la perversa manipulación, el criminal engaño. Claro, para que el circo funcione, se requiere a una masa cegada, hipnotizada. La tenemos. Hay treinta millones de feligreses adoctrinados, fanatizados. Luego vendrá rifar Palacio Nacional, la Torre Latino, Los Pinos. Todo, con tal de que la función siga. ¡Viva México!
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