Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo
Octavio Paz (1914-1998) Poeta mexicano
Ciertamente, no es fenómeno nuevo, pero sí uno que está creciendo dramática y, al parecer, incontrolablemente en las últimas semanas en Michoacán: las ejecuciones múltiples, con todo el sello del crimen organizado.
Entre octubre y los días transcurridos de noviembre, suman ya trescientas las ejecuciones en la entidad, con las características de siempre: la marca del crimen organizado, la saña, la impunidad y la facilidad para llevarlas a cabo a cualquier hora, en cualquier parte del estado y frente a decenas o cientos de testigos. Pero ahora con un elemento adicional: ejecuciones múltiples.
Y esta última consideración evidencia que a los crimínales les tiene sin ningún cuidado las corporaciones policiacas o militares, sabedores de que cuentan con la patente de inmunidad que da la criminal política pública de los abrazos y no balazos. No es casualidad que solo en el último mes las ejecuciones masivas se hayan multiplicado: Morelia, Santiago Tangamandapio y Ciudad Hidalgo dan cuenta de ello.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla designó, por sugerencia federal, a un militar de alto rango como secretario de Seguridad Pública, José Alfredo Ortega Reyes. Nadie con dos dedos de frente supondría que en tan corto tiempo, apenas cuarenta días, pudiera dar resultados, pero sí que al menos comenzara a verse su mano. El problema es que si se ve en algo, es en el aumento escalofriante del número de ejecuciones por todo el territorio michoacano, y sin que haya siquiera algún asomo de estrategia o al menos de respuesta coyuntural a dicho fenómeno.
El general Ortega no da señales de vida, siquiera de que ahí esté presente en la conformación de estrategias para contener la desbocada criminalidad. Hasta ahora se asemeja más a una figura fantasmal que a algo al menos parecido a un jefe de policía conocedor de la problemática y conocedor, sobre todo, de las medidas necesarias para encararla.
Es momento ya de la aparición pública del jefe de la Policía michoacana. Nadie quiere tampoco un protagonista ausente de resultados. Si su estilo es la mesura, excelente, pero acompañada de hechos. Caso contrario, de nada sirve. El estado es un polvorín, las ejecuciones violentas y múltiples se generalizan, y no parece haber nada parecido a una estrategia para contenerlas. Veremos. Twitter @jaimelopezmtz
