La política es la historia que se está haciendo o que se está deshaciendo
Henri Bordeaux
El dato del gobernador Ramírez Bedolla es revelador, cuanto escalofriante: solo en tres meses, el lapso que lleva él al frente de la administración estatal, ésta ha erogado la friolera de ¡siete mil millones de pesos! en pagos al magisterio michoacano.
En un estado deprimido financieramente, es obligado recelar si se justifica disponer de esas monumentales sumas de dinero, y la evaluación debe pasar inevitablemente por tres vertientes: obligación, resultados y justicia.
En el primero, no hay duda, sí es una obligación del gobierno pagar a los trabajadores de la Secretaría de Educación, más allá de lo inmoral de la mayor parte de sus prestaciones y bonos, porque así lo han firmado gobiernos anteriores, siempre bajo la presión y el chantaje sindical. Es decir, es inmoral, es una vergüenza, pero es legal.
Luego, si nos vamos a resultados, claramente no hay ninguna justificación. En Michoacán no se invierte, se gasta en educación. En otras latitudes se invierte, porque a cambio el magisterio aporta formación de niños y jóvenes en términos no solo educativos, sino cívicos, personales, sociales. Aquí la mafia centista aporta inestabilidad, caos social, criminalidad, desfalco financiero. Los educandos no existen. La mejor prueba: Michoacán sigue en la cola en calidad educativa.
Y por último, en el rubro de justicia, resulta que tampoco pueden justificarse esos siete mil millones, por una sencilla razón: al magisterio no es al único sector al que el gobierno está comprometido a pagar, dado que haciendo fila desde hace cinco o más años, están prestadores de servicios, contratistas, comercios que hace mucho entregaron productos diversos al gobierno, y para ellos no hay un peso partido por la mitad. Por ende, se vuelve injusto que el gobierno solo tenga recursos para el magisterio, y nada para nadie más. En todo caso, el dinero con el que cuente debiera distribuirse proporcional y equitativamente para pagar, o al menos abonar, entre todos sus acreedores, incluido el magisterio. Pero no solo eso, además de proveedores, estamos el resto de michoacanos, que esperamos obras, servicios y programas oficiales que mejoren el nivel de vida, y que también, parece, tendremos que esperar tiempos mejores.
Está claro, pues, que el gobierno ha perfilado prioridades: al magisterio, incluida la Universidad Michoacana, todo el recurso necesario. Y lo que quede, si queda, al resto. El problema es que regularmente no queda nada. Estos tres primeros meses del actual gobierno se perfila y se corrobora esa prioridad.
Bien haría el gobernador Bedolla en aplicar una política de pagos y de canalización de recursos, basada en los tres principios señalados: compromiso, resultados y justicia. No puede gobernarse solo para tener “contento” al cártel centista. Cómo diría Don Checo, el eterno jefe de redacción de La Voz de Michoacán: y los demás, ¿en qué leen? Twitter @jaimelopemtz