Cuando hayas de sentenciar, procura olvidar a los litigantes y acordarte sólo de la causa
Epicteto de Frigia (55-135) Filósofo gracolatino
Un juez federal, ya se sabe, decretó la libertad definitiva de José Manuel Mireles, el líder de las autodefensas de la tierra caliente michoacana.
Mireles fue, en sentido práctico, de hechos, un preso político. Y hay otro, otro preso político que sigue esperando que la justicia le alcance: Jesús Reyna García.
La sombra tenebrosa de Alfredo Castillo se cierne sobre ambos personajes, Mireles y Reyna. A los dos les alcanzó el, hasta ahora, largo, larguísimo brazo castillista. Los dos se volvieron sus enemigos políticos y los dos fueron a dar a la cárcel.
Ya decíamos en la entrega anterior, que una vez que la estrella de Castillo va menguando, a la par de la de su jefe Peña Nieto, con la derrota priísta del primero de julio, los jueces comienzan a sentirse en libertad de emitir sentencias que en el apogeo castillista fueron imposibles: tal era el pavor que le tenían al tristemente célebre comisionado federal en Michoacán.
Y prueba de ello es que mientras Castillo estuvo en el apogeo de su poder, ningún juez tuvo las agallas para confrontarlo, a sabiendas de que el encarcelamiento de Mireles era un asunto personal y político. Ya en su ocaso, Castillo es retado, ahora sí, por los jueces y, por lo pronto, ya fue absuelto de toda responsabilidad penal el líder de las autodefensas.
En esa lógica, y dado que Reyna igualmente fue a la cárcel por así decidirlo Castillo, es viable suponer que ahora también el juez que lleva su causa dejará de sentir temor por aquel y podrá tomar decisiones en libertad y en apego a conciencia y a la misma ley.
Si la acusación contra Mireles era endeble, la de Reyna es absurda: un video en el que se le ve con Servando Gómez, “La Tuta”, en el que éste lleva la voz cantante todo el tiempo y sin ningún tipo de comentarios ni compromisos del entonces coordinador de la campaña a gobernador de Fausto Vallejo. De acuerdo con José Trinidad Martínez Pasalagua, presente también en ese encuentro y encarcelado y dejado en libertad posteriormente, el líder criminal le insistía a Reyna en querer intervenir en la selección de candidatos a diputados y a alcaldes del PRI en 2011. Reyna siempre se mantuvo en que ni él ni Vallejo podían intervenir en ello, porque la dirigencia nacional de su partido tomaría las decisiones en ese sentido. Eso fue todo, y por ese video, Reyna sigue en la cárcel.
Es de esperarse, pues, que así como el juez que llevaba la causa de Mireles se liberó de la presión castillista, el del caso Reyna haga lo propio y también decrete su libertad en fecha próxima. Ni modo, así actúa la justicia mexicana. Por suerte para Mireles y Reyna, el PRI, Peña y Castillo, perdieron la elección del primero de julio.
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