Adolfo Ramos, tesorero de la institución, expuso en panel que racionalización de gasto llevará a ahorrar este año 50 millones de pesos en 2017
Adolfo Ramos Álvarez, tesorero de la Universidad Michoacana, expuso que la situación financiera de la institución se ha venido agravando en los últimos años y las políticas federales no han dejado claro las asignaciones y subsidios a las universidades públicas de los estados basados antes en la matricula, y ahora basados en la evaluación de calidad de programas académicos para acceder a más recursos, lo que causo el congelamiento de plazas, y aumentos salariales basados en convenios sin prestaciones adicionales ni a profesores ni a administrativos, una contención de la remuneración. Ello durante su participación en el Segundo Panel Las Finanzas Universitarias llevado a cabo este día en la facultad de Contaduría.
Las contradicciones generadas debido a ello refieren la exigencia de capacitación de la planta laboral, pero hay un nulo reconocimiento federal de plazas o promociones para profesores de asignatura, explicó. De tal transición se generó entonces una falta de financiamiento por las limitaciones estipuladas por Gobierno Federal y el no reconocimiento de plantillas laborales que no pueden acceder a esas promociones a pesar de estar capacitados los trabajadores, sobre todo los profesores en la calidad exigida.
Ahora, alertó, las universidades como la UMSNH dependen totalmente de los subsidios extraordinarios, lo cual deberá llevar a buscar alternativas para no mantener a la institución en esa situación de casi total dependencia. Para Ramos Álvarez se deberá buscar una exigencia en generación de recursos propios y vinculación con el sector productivo, pues en un 99 por ciento depende la institución nicolaita del subsidio externo.
Maestro en Gestión Púbica por el Tecnológico del Monterrey, y egresado de la Facultad de Contaduría de la Universidad Michoacana, así como académico investigador de medio tiempo, el funcionario universitario dijo en el Auditorio del plantel, que la Secretaría de Educación Pública estableció años atrás asignación de recursos a universidades públicas por convenios, el cual es el caso de la Máxima Casa de Estudios.
Tres mil 607 millones de pesos de subsidio total obtuvo la Casa de Hidalgo en 2016, ingresos de los cuales solo se pudieron ejercer 2 mil 977 millones de pesos de los cuales 2 mil 990 millones de pesos fueron a dar al pago de nómina, lo cual deja en claro que «de todo lo que ingresa no alcanza ni para pagar los sueldos». Además de que solo de un 5 a un 7 por ciento es el promedio de ingreso de parte de lo que aportan los estudiantes a la Máxima Casa de Estudios en los últimos 5 años, expuso Ramos Álvarez.
Para 2017 la problemática es similar, de hecho más difícil porque no han evolucionado los recursos de subsidio que se tienen que estar gestionando ya quincena a quincena para cumplir una nómina mensual de 150 millones de pesos, adelantó.
El tesorero explicó que la escalada ha venido en los incrementos salariales y en prestaciones, en tanto ha crecido la cifra de jubilados y pensionados.
Ramos Álvarez definió que la Casa de Hidalgo tiene una falta «en pesos muy significativa» y complicada por reconocimientos de plantillas laborales, de algunas prestaciones cuyo monto autorizado es de mil 224 millones de pesos, del subsidio a casas del estudiante, de financiamiento al nivel Preparatoria, y del pago de pensiones y jubilaciones de parte de la Federación como del gobierno estatal.
La situación financiera de la Universidad Michoacana es complicada, no negó. Se sugiere en Tesorería universitaria reducir el déficit disminuyendo el gasto operativo, por lo cual se ha emprendido medidas de austeridad y racionalización del gasto para ahorrar por segunda vez 50 millones de pesos. En el mediano plazo se puede salir adelante, no en el corto, alertó.