En Catedral a media luz, fue leída la Palabra, venerada la Cruz, y dispersada la Comunión
El duelo, el silencio y la reflexión tuvieron lugar este Viernes Santo en que Jesús crucificado ha muerto, descendido a los infiernos y destruido todo mal. Durante la celebración de los Santos Oficios esta tarde, única no eucarística de todo el año en que no se hace la ofrenda, se vivieron los tres momentos: la lectura del Evangelio en el memorial de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, la adoración de la Cruz como símbolo, y la Comunión.
La ceremonia estuvo encabezada por el Cabildo Metropolitano, el padre rector de Catedral, Juan Manuel Quiroz Armenta, y el Arzobispo de Morelia, Monseñor Carlos Garfias Merlos, todos ataviados en color rojo, donde el jefe pastoral dijo que en la Crucifixión está la semilla de la Resurrección, y luego pronunció: «gracias por tu sangre que nos salva» ante Jesús y conminó a los fieles a responder a este sacrificio de infinito amor y misericordia con aceptación, dejando que Cristo «nos salve, aceptemos la salvación que Cristo nos ofrece y contemplémosle, adoremos a la Santa Cruz» y para recibir después a Jesús en su cuerpo y su sangre «que es la respuesta que damos a su infinito amor y misericordia, recibamos con gratitud la muerte amorosa de nuestro Señor Jesucristo, su salvación y su redención» dijo.
En la Cruz «vemos la victoria de Cristo», refrendó y después de esta oración fue traída al presbiterio la Cruz donde estuvo crucificado Cristo, pasando ante los presentes hacia el altar donde fue descubierta para ser venerada primero por los presbíteros y obispos y luego por los fieles, en esta celebración en un templo de Catedral que no estuvo iluminado salvo cuando fue traído de la reserva el Santísimo Sacramento para la comunión, momento en que fueron encendidos los candiles solo del altar, y revestido éste.
