
José Calderón Torres refirió que en esta ocasión, su producción apenas llego a un cuarto de hectárea, ya que quiso prevenir el tronar por si les iba mal debido a la pandemia del Covid-19
«En el campo no hay de otra, más que seguir cultivando nos vaya bien o mal, no tenemos más a donde ir», señaló José Calderón Torres, productor de flor de cempasúchil del municipio de Tarímbaro.
Desde sus campos de flor de Cempasúchil en la comunidad de El Colegio en el municipio de Tarímbaro, señaló que desde 1957 hasta ahorita ha trabajando en el campo, toda su vida, dice entre risas, aunque en esta ocasión su producción apenas llego a un cuarto de hectárea ya que quiso prevenir el tronar por si les iba mal debido a la pandemia del Covid-19.
Añadió que se invierte poco en el cultivo de la flor de Cempasúchil, Garra de León y la propia nube, porque la semilla la producen ellos mismos, lo que si es que es más el trabajo y la mano de obra que le ponen durante el tiempo de cultivo y cosecha, pero hasta el momento va bien la cosecha y espera se recupere la inversión; aunado a que no es la primera vez que se ven en situaciones difíciles, ya que en otras ocasiones han sufrido afectaciones por las lluvias y sus flores se maltratan, pero ahora «al menos están bonitas y sino se venden es por la situación de salud», dijo.
Cuestionado por lo que significa para él y su familia el cultivo de flores, señaló que es una costumbre que les da mucho gusto, ya que poner una planta en la tierra y verla crecer les hace ver que sus conocimientos sobre la tierra no todos la tienen.
Refirió que como ocurre cada año son los revendedores de flores quienes acaparan en su mayoría su producción de flor, donde el rollo de flor lo están vendiendo entre 25 a 30 pesos, ya que muy poca gente se acerca directamente a comprar la flor para sus altares y tumbas, como marco de lo que será la celebración de Noche de Muertos.
«En el campo no hay de otra si tenemos un pedacito de tierra hay que aprovechar, nosotros aquí vivimos del campo, el sacrificio es el mismo trabajo, no hay de otra que seguir cultivado la tierra nos vaya bien o mal, no tenemos más a donde ir y no sabemos hacer otra cosa».
Don José comentó que aprendió la tradición de sus padres y la ha inculcado a sus hijos y ahora nietos que ayudan de apoco a acarrear la flor desde los campos hasta la zona de venta, así como en su momento cuando cosechan otros productos como rábanos, cilantro, verdolagas y lo que les brinda el campo para vivir.



