Fue celebrada esta tarde la Misa de la Pasión de El Señor, quien no murió por sus captores, sino por el sufrimiento que le hemos causado y a causa de nuestros pecados
La Iglesia Católica está de luto este Viernes Santo: no fueron sus captores quienes mataron a Jesús, sino el pecado. «Nosotros le hemos causado todo el sufrimiento que padeció durante su Pasión y Muerte en que Él se hizo uno con nosotros y en todo semejante nuestro, menos en el pecado» en el plan de redención, misma que solo Dios la podía llevar a cabo.
Hemos sido redimidos por la preciosa sangre de Nuestro Señor Jesucristo y no hay nada que se le compare y menos tiene precio, dijo Monseñor Herculano Medina Garfias, durante la celebración de la Misa de la Pasión de El Señor esta tarde, donde enfatizó que este hecho divino no es un pasaje de la historia ni asunto de representación de plaza pública, sino el acto de más supremo amor por la salvación de quienes han aceptado con fe a Cristo en sus vidas.
Ataviados esta vez con casulla roja tanto el obispo como los miembros del Cabildo Metropolitano de Catedral, y el rector de la misma, se congregaron para conmemorar la Misa solemne en que fue leído el Evangelio de San Juan donde da cuenta desde la aprehensión de Jesús hasta su muerte en la Cruz, y después en la Homilía pronunció el jefe auxiliar del Arzobispado que «nos hemos reunido en la Casa de Dios que es lugar sagrado y vivimos estos misterios de manera diferente», por lo que conminó a los fieles presentes a que este hecho que hoy tiene su memorial no quede solo en un ritual sino que vaya a la profundidad de nuestras vidas para la conversión, pues va ligado a nuestra fe, esperanza y caridad.
Jesús Crucificado fue adorado desde el altar posteriormente, en silencio total, respeto y oración por todos los presentes que se postraron ante Él a los pies de la Cruz. Esta vez, como todas las celebraciones de este día de penitencia, los cantos fueron de perdón y adoración pero sin música ni repicar de campanas. El obispo rezó durante el paso previo de la santa figura cubierta con un manto morado hacia el altar: «mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavado Cristo, salvador del mundo», y la asamblea respondió: «venid y adoremos». Y le adoraron al ser descubierta con Cristo clavado, donde permanecerá toda esta noche para que los fieles sigan haciendo acompañamiento con oración y presencia.
Inició así la vigilia por la muerte de Jesús.
Al finalizar la Misa tras la presencia del Santísimo Sacramento traído también al altar para la Eucaristía, Monseñor Medina Garfias dio el pésame a la Virgen.



