El cuerpo y la sangre de Cristo «que se nos dá de alimento, nos conserva en nuestra vida de fe»
Cristo nos dejó su cuerpo y su sangre como alimento de paz. Hoy la Iglesia Católica celebra el Corpus Christi en que la Eucaristía en la Santa Misa es el tesoro, la prenda más preciada en la vida eclesial con la presencia de Jesús verdadera, real y sustancial.
El Arzobispo de esta Arquidiócesis, Monseñor Carlos Garfias Merlos, presidió la celebración solemne de la Eucaristía en que llamó a los fieles a reconocer que el cuerpo y la sangre de Cristo «que se nos dá de alimento, nos conserva en nuestra vida de fe, y nos ayuda a crecer en la esperanza y en el amor».
En este que es el mes del Sagrado Corazón de Jesús, el jefe pastoral convocó hoy durante la Homilía de la Misa central a dejarnos inflamar por su amor, reconociéndole como ejemplo de amor, sobre todo en esta época actual en que todos nos vemos como enemigos, descalificándonos y enfrentándonos.
«Con tristeza debemos reconocer» esta realidad que, lamentó, ocurre por conflictos entre familias, entre instituciones, entre grupos religiosos, en el trabajo, en la convivencia, y hay división que acosa y perjudica todos nuestros ambientes.
Por ello hizo énfasis Monseñor Garfias Merlos ante los presentes sobre «qué oportuno este Jueves de Corpus para en Él tener ese modelo de unidad, de paz y de convivencia» entre nosotros: «aprendamos a vivir en unidad, armonía y paz encontrándonos con el Sagrado Corazón de Jesús», y crecer en nuestra relación con Él.
El Sagrado Corazón de Jesús, prosiguió en su mensaje en Catedral, «es el guía que nos lleva a encontrarnos con Dios en el amor y con su testimonio de amor nos enseña a amarnos entre nosotros».
Por su parte, el obispo auxiliar Carlos Suárez Cázares, refirió que la verdad eucarística «es el centro de nuestra fe», ya que la Eucaristía encierra y es memorial de todos los misterios de la vida de Jesús.
Recordó que está conmemoración del Corpus Cristi fue aprobada para su celebración tras la batalla de Lepanto en que los ejércitos cristianos detuvieron a los otomanos.



