La industria turística mexicana enfrenta un momento crítico en agosto de 2025, con reportes alarmantes en tres sectores clave: hotelería en Riviera Maya, operadores náuticos en Quintana Roo y transporte aéreo doméstico de la línea aérea mexicana más longeva.
La Riviera Maya registra un desplome histórico en ocupación hotelera, con cifras que no se veían en décadas. Aunque el reporte no detalla porcentajes exactos, la caída se atribuye a una combinación de factores económicos globales, competencia de otros destinos caribeños y posiblemente impactos climáticos o de percepción de seguridad.
Este declive es especialmente preocupante, ya que la zona depende en un 80% del turismo internacional, principalmente estadounidense.
En paralelo, los operadores náuticos de Quintana Roo enfrentan una desoladora ocupación del 40%, muy por debajo de sus estándares. Actividades como tours de snorkel, pesca deportiva y renta de embarcaciones están en niveles mínimos, afectando a miles de empleos locales. La falta de promoción internacional y el encarecimiento de servicios por inflación aparecen como causas probables.
Por otro lado, la aerolínea más longeva de México, reporta una contracción en su pasaje doméstico durante 2025, arrastrada por la menor demanda de vuelos nacionales. Aunque la aerolínea mantiene estabilidad en rutas internacionales, el hundimiento del mercado interno refleja un enfriamiento en el turismo local y de negocios.
Esto coincide con tendencias globales donde los viajeros priorizan destinos lejanos tras años de restricciones pandémicas.
Esta crisis multisectorial amenaza con profundizar las pérdidas económicas en regiones altamente dependientes del turismo. Analistas proyectan que, de no revertirse la tendencia en el último trimestre del año, México podría perder su posición como uno de los diez destinos más visitados del mundo.
El reto inmediato es implementar medidas diferenciadas: paquetes turísticos con valor agregado para la Riviera Maya, subsidios temporales para operadores náuticos y alianzas estratégicas entre aerolíneas y las cadenas hoteleras.
Mientras tanto, el gobierno evalúa lanzar una campaña internacional de reposicionamiento bajo el lema «México Seguro», aunque expertos insisten en que, sin mejoras en infraestructura y competitividad de precios, los resultados serán limitados.
Los tres casos pintan un panorama complejo para México como destino turístico. Mientras la Riviera Maya y los operadores náuticos claman por estrategias de reactivación urgentes —como incentivos fiscales o campañas en mercados emergentes—, las aerolíneas podrían reorientar su capacidad a rutas más rentables.
Expertos advierten que, sin acciones coordinadas entre sector público y privado, la recuperación será lenta y desigual. La crisis, aunque temporal, deja en evidencia vulnerabilidades estructurales de un sector que aporta el 8.7% del PIB nacional.