El turismo es una de las industrias más dinámicas del sector económico, se basa en la seguridad y la confianza. Ante la alarma mundial por el Coronavirus, que ha puesto en el aire la celebración del mayor congreso tecnológico mundial en Barcelona –el Mobile World Congress–, también empresas turísticas, están haciendo saber a sus empleados que tienen permiso para no ir a Berlín en unas semanas a la ITB, la mayor feria turística del planeta que arranca el miércoles 4 de marzo.
La ITB de Berlín goza de reconocimiento mundial, entre otras cosas, por al reunir cada año a 10,000 expositores de más de 180 países y 6 continentes, así como a más de 160,000 visitantes en una superficie que supera los 160.000 metros cuadrados.
Desde la organización de la feria han lanzado un mensaje de calma asegurando que no se prevé ningún impacto en la asistencia al evento debido al coronavirus insistiendo en que la ciudad de Berlín está muy preparada y siguiendo constantemente la evolución de la situación, pero las empresas turísticas están siguiendo las medidas de las tecnológicas de no atemorizar a sus ejecutivos.
La pandemia del coronavirus, que deja más de mil víctimas mortales y 40 mil infectados, tiene en vilo a la industria turística mundial, una de las más afectadas por el virus. Además, la mayoría de las compañías aéreas han cancelado hasta nuevo aviso sus vuelos a China, la ocupación hotelera se ha desplomado en este país, las navieras se blindan ante el temor de contagio y los Gobiernos advierten del riesgo de viajar a los destinos más afectados bajo una emergencia de salud pública de alcance internacional decretada por la OMS.
La crisis del coronavirus que está afectando a China tendrá grandes consecuencias para la aviación y el turismo, si lo medimos en comparación con la anterior crisis del SARS, por ejemplo, otro virus similar en impacto y expansión. En el caso del SARS, que se registró en febrero de 2003, la epidemia causó 774 muertes, 8096 casos y afectó a 26 países durante cinco meses, hasta que desapareció.
El SARS provocó una disminución de 9.4 millones de viajeros en la aviación y unas pérdidas de entre 30 y 50 mil millones de dólares, aunque hay que decir que entonces China no tenía ni por asomo el peso económico y cultural que tiene hoy. Entonces, apenas recibía 38 millones de turistas y hoy recibe 142. En 2003, apenas 17 millones de chinos viajaban al extranjero. En estos momentos lo hacen 134 millones, por lo que la suspensión de sus viajes provoca efectos desconocidos.
El impacto en la hotelería fue igualmente espectacular, teniendo en cuenta que entonces China no tenía la oferta que tiene hoy. En estos momentos, no sólo los alojamientos en China sufrirán, sino también en los destinos a los que viajaban los chinos, prácticamente en todo el mundo, aunque con especial dureza en su área más cercana.
Por si esto fuera poco, el más reciente anuncio del Presidente López, sobre la eliminación de puentes largos, sigue generando incertidumbre y desconfianza. Como era de esperarse el Secretario de Turismo de México, dobló las manos y no tuvo éxito en apoyar los argumentos en favor de mantener los puentes largos. Las cifras son claras y contundentes, para el caso de Michoacán, se contabilizan 5 puentes largos; el 5 de febrero, 21 de marzo, 1 de mayo, 16 de septiembre y 20 de noviembre. Estos 5 puentes, representan 20 días de asueto. En su conjunto representan 958 millones de pesos en derrama económica y casi 700 mil turistas y visitantes.
Lo importante es que ayudan a combatir la estacionalidad ya que tres de ellos se presentan en meses con baja afluencia. En conjunto, los puentes largos representan el 7.4% de la afluencia total y el 8.5% de la derrama en Michoacán. Datos oficiales de otros estados reportan que los puentes representan: para Guerrero casi 1 mil 600 millones de pesos anuales, para Guanajuato más de 300 millones de pesos, para Sinaloa 1 mil 200 millones de pesos.
Lamentablemente en México, siguen las propuestas sin sentido. Siguen los resultados positivos en el sector, pero no por las nuevas decisiones sino por la inercia positiva que viene de años anteriores.