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lunes, abril 29, 2024

ASALTO A LAS AFORES

LÓPEZ DENUNCIA A ZALDÍVAR

Las conferencias matutinas presidenciales (alias ‘las maña-neras’) son armas informativas de agresión y defensa del presidente mexicano; además de ser, pruebas documentales públicas, hechos notorios, fama pública y confesionales de Andrés Manuel López Obrador.

Este ejecutivo federal está utilizando esas maña-neras para intervenir descaradamente (violando nuestra Carta Magna) en el proceso electoral 2024.

Se le denuncia ante las autoridades electorales no por su libertad de expresión; se le reconviene por usar esas conferencias para intervenir, electoreramente, como vil jefe de campaña de todas sus corcholatas, o marionetas, las que ha asignado como candidatas o candidatos a diversos puestos públicos, entre ellos el alto cargo a presidente de la república.

En su ilegal maniobreo, comete delitos al gastar, decenas de miles de millones de pesos del erario federal, para supuestamente asegurar triunfos electoreros de sus elegidas y elegidos.

Y como López observa que le falta más dinero para su interés electorero, está promoviendo con urgencia (ante un doblegado poder legislativo) el asalto a las Afores; es decir, a los fondos para el retiro de los trabajadores, afiliados al IMSS y/o al ISSSTE, que llenen ciertos requisito de edad y abandono de sus ahorros.

La cantidad que requiere el obradorato, por ahora y de prisa, es de 40 mil millones de pesos.

Por otro lado, la desesperación de López lo ha conducido a proponer, ante ese lacayuno poder legislativo, reformas substanciales a la Ley de Amparo, para suprimir la suspensión provisional y la definitiva de todo acto de autoridad reclamado.

Así pretende destruir la esencia del amparo, con grave afectación a los quejosos, y limitando al Poder Judicial Federal, al que no ha podido someter el autócrata presidente.

Hoy, más que nunca, por bien de la democracia, y de una auténtica división de poderes, todos los mexicanos necesitamos defender al Poder Judicial presidido por la ministra Norma Lucia Piña Hernández, quien con una mayoría de ministros que ejercen la soberanía nacional en materia de Derechos Humanos, garantizados constitucionalmente, han actuado, aplicando las normas jurídicas con dignidad profesional.

Por cierto, el presidente López fue quien denunció, en una de sus maña-neras, a quien fuera un rastrero presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea.

López confesó que en muchos casos, él le hablaba a Zaldívar para que los jueces y los magistrados resolvieran como el presidente se los exigía. Así descalzonó públicamente a su cómplice.

Seguramente por eso, y por denuncias que ahora se denominan anónimas para proteger en inicio a los denunciantes, en virtud de la naturaleza grave que tienen los casos, se han fincado investigaciones en contra de Zaldívar y un puñado de sus principales colaboradores, debido a sus supuestas conductas ilícitas.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, con toda imparcialidad, en éste, como en todos los casos, debe aplicar la ley al asunto concreto con interés controvertido.

Frente a la conducta responsable y profesional de la Suprema Corte, López, el suspirante a dictador, confiesa sus ilícitas componendas con los empresarios para condonarles, supuestamente, cantidades millonarias, si pagan de inmediato los montos multimillonarios a que los sujeta, quebrantando la Ley de Ingresos de la Federación, en su vigencia de años fiscales a que correspondan.

En su decadente ejercicio, López exige más poder. Pide que le amplíen su facultad para indultar a cualquier delincuente que ya se encuentre con sentencia ejecutoria.

¿Favorecería a narcos, colaboradores, familiares, amigos, socios, cómplices?

Cada día es más voraz el autócrata López.

Han llegado hasta la ridiculez el presidente López y su corcholata Claudia Sheinbaum; ésta se desgañito: “Hoy tenemos al mejor presidente que ha tenido el país, Andrés Manuel López Obrador”.

¿Y Benito Juárez, y Francisco I. Madero, y Lázaro Cárdenas del Río?

Claudia, claudicó; ya desbarrancó hacia la locura del elogio.

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