DE LA BRASAS A LA LUMBRE
El fenómeno político, que corresponde a la ciudadanía, no puede estar en manos del hampa.
Los rumores picarescos de esas pandillas hicieron dos afirmaciones: Enrique Peña Nieto prefiere entregar la Presidencia de México a la oposición, pero no perder la gubernatura del Estado de México; y, Andrés Manuel López Obrador acepta derrota en esa gubernatura, si asegura su acceso a la Presidencia de la República.
Una sana política mexicana no toleraría irresponsabilidades ni chismes, pero nuestro mundo electoral, oficial y partidista, se encuentra gravemente quebrantado.
La hegemonía de un solo partido político, con tres nombres históricos distintos, (PNR, PRM, y PRI) acompañada de un puñado de partidos con formal lealtad opositora, nacidos todos ellos, directa o indirectamente, de las entrañas de esa supremacía, sirvió al desarrollo del país, y generó, también, males que se han agudizado en grado sumo.
Todo lo que sirve se acaba, y acaba por no servir. Esta expresión de sabiduría popular cae como anillo al dedo para esa malsana política electorera que ha hecho de las suyas en el Estado de México, como un tenebroso preámbulo, a cargo del erario nacional, de las elecciones del 2018.
Y es que hemos hecho de todo proceso electoral una perversa y corrupta maquinaria que gasta lo que no tenemos.
Gastamos dinero, tiempo, esfuerzos, tranquilidad, amistades, paz, so pretexto de una democracia que no tenemos.
Para que la ciudadanía elija a sus autoridades no es necesario gastar centenas de miles de millones de pesos; para que al final deciden 7 magistrados.
En la presente elección mexiquense, el triunfador indiscutible es Andrés Manuel López Obrador, quien personificando a MORENA ha obtenido, en cerca de tres años, una enorme cantidad de adeptos y votos, provocando un fenómeno que merece ser estudiado de manera seria.
De inicio, López Obrador es, desde su tiempo de priísta, y después como eficaz opositor, hechura del PRI y del sistema político mexicano; en el entendido de que todas las cosas llevan en su interior el germen de su propia destrucción.
Él y todos sabemos que en el PRI inició su forja; y que habiéndose formado el PRD con gente que militó en el PRI, en ese PRD prosiguió su aprendizaje práctico. Y que el PRI y el sistema lo han venido golpeando con enormes y destructoras olas, pero él ha sabido montarse en la ola de la frustración popular para lograr su propósito: la presidencia de México. Y esa adversidad lo ha venido modelando.
El verso de Sor Juana Inés de la Cruz, respecto a los hombres necios, toma actualidad: queredlo cual lo hacéis, o hacedlo cual lo queréis.
Pero los necios que odian a Andrés Manuel no han leído a Sor Juana. El gobierno gasta contra él 100 pesos, y él contra el gobierno gasta un peso, mostrando mayor eficacia.
Él y todos deberíamos de saber que el verdadero rival y enemigo de AMLO, es él mismo. Y todos vamos, así, de las brasas a la lumbre.