Marco Antonio Aguilar Cortés
MÉXICO VIOLENTO, Y VIOLENTADO
Más de 300 trabajadores de limpia de todas las alcaldías de la CDMX descargaron toneladas de basura frente al edificio de la Dirección General de Administración de Personal y Desarrollo Administrativo de la capital del país.
Vaciados los desechos, les prendieron fuego, causando destrozos en el edifico, protestando, así, por sus menguados derechos laborales.
Ese reclamo violento no es un caso aislado; existe una condena general en repudio de estos 7 años de gobierno autoritario morenista.
Y la dupla Obrador-Sheinbaum no quiere ni sabe leer y comprender estos hechos iracundos que persisten.
Un informe internacional emanado de la Organización de Datos y Ubicación de Conflictos Armados, en el Mundo, coloca a México, por tercer año consecutivo, en el cuarto país sin guerra más violento y con mayor cantidad de asesinatos, desapariciones, feminicidios y extorsiones.
Empero, nuestro narco gobierno no ve ni oye lo que está sufriendo la población nacional; colocándose a la defensiva, victimizándose permanentemente.
De prisa y con desfachatez asegura la presidente formal Claudia: “El coche-bomba en Coahuayana no es terrorismo ni es en contra del gobierno”.
Contrario a esa mentira del ejecutivo federal, ese acto padecido en las costas de Michoacán es terrorismo, al actualizar los supuestos jurídicos del artículo139, en sus añadidos bis, ter, quáter y quinques del Código Penal Federal.
Además, ese terrorismo es en contra del gobierno narco que padecemos; incluso, es en contra de todos y cada uno de los mexicanos.
Lo que pasa, es que nuestro gobierno no sólo es narco, sino que es, también, zacatón.
Le teme y le sirve al gobierno estadunidense de Donald Trump, quien ha sacralizado, a su discreción y a su conveniencia, la palabra “terrorismo”, reviviendo, para dar vigencia, a la Doctrina Monroe de 1823: “América para los americanos”, la que enarbolaba un colonialismo americano, en contra del colonialismo europeo sobre América.
Inoperante y repudiable la tesis del presidente James Monroe (1758-1831); como tan ineficaces y abominables son las falsedades que contienen los libros que aparecen firmados por López Obrador, y alguno por ahí bajo la rúbrica de Sheinbaum.
Obras que, según algunos proclives al poder del obradorato, son ‘best seller’, prospectos al Premio Nobel de Literatura; y conforme otros, son papel y tinta de simple propaganda política, de hechura dudosa, pagados por el erario.
En la FIL de Guadalajara, Alicia Bárcenas al hablar sobre el libro de Sheinbaum motivó un abucheo, con rechifla tremenda en contra de la presidente. ¡Qué pena!
Pero observen desde el título: “Diario de una transición histórica”. La preposición ‘de’ es genitivo; es decir, ¿la transición histórica fue la que hizo al diario? La preposición correcta, supongo, es ‘sobre’; o sea, debió decir ese título “Diario sobre una transición histórica”.
Y respecto a López Obrador, es conocido que ha escrito más de lo que ha leído, y lo denota sin recubrimientos. Ha aprovechado su poder político para que le paguen sus tirajes.
Su más reciente libro, titulado “Grandeza”, el senado, a través de Adán Augusto, el máximo jefe de ‘La Barredora’, le compró 17 mil ejemplares, sin aclarar cuánto costó la compra, y a cargo de quién está pagarlo.
Esos libros del bienestar son grandes estafas, del escribir sin leer, en un caldo de corrupción del México violento, y violentado.






