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miércoles, julio 23, 2025

DEMANDA LA PRESIDENTE

EL PESO DE SU INEPTITUD

Jeffrey Litchman, abogado del Ovidio Guzmán, afirmó hace algunos días en su cuenta de redes sociales regulada por las leyes de EU: “Al parecer, la presidente de México Claudia Sheinbaum está disgustada con mis sinceros comentarios sobre su oficina y gobierno corruptos. Puede hacer lo que quiera en sus conferencias de prensa apresuradas, pero el pueblo mexicano (y yo mismo) sabemos que actúa como el brazo de relaciones públicas de una organización narcotraficante. El caso del general Cienfuegos es una clara prueba de esa complicidad. En breve tendré algo más que decir”.

La presidente formal de México contestó (supongo que con cabeza fría): “Yo no puedo entrar en relación con el abogado de un narcotraficante. Decidí demandar a ese abogado por difamación, aquí en México, a través de la consejería jurídica, y ya se interpuso la demanda, y ya la fiscalía que conoció del caso del general Cienfuegos aclarará. Y yo ya me desligo de esto. No establezco relaciones de contubernio.”

Revela nuestra presidente, con sus palabras y sus decisiones, que se le calentó la cabeza, incurriendo en una necedad y exhibiendo su ineptitud jurídica; pero, lo más grave, es que no haya nadie, entre sus colaboradores, capaces jurídicamente para aconsejarla conforme a derecho.

  1. El abogado del hijo de Ovidio se encargó de formular muy cuidadosamente su mensaje, iniciando con un “Al parecer”, que rige y preside todo ese párrafo; así, lo único que afirma es que “al parecer”.
  2. Lo que dijo ese abogado lo expresó en una nota de redes sociales, por lo que no configura una prueba plena, requiriendo de un perfeccionamiento procesal.
  3. Ese supuesto acto delictivo del abogado se emitió en territorio de los Estados Unidos de América, sitio en donde no tiene aplicación el derecho mexicano; menos aún en tratándose de un estadunidense, por lo que el ámbito personal de validez de nuestro sistema jurídico no opera.
  4. Desde el 2007 el Código Penal Federal de México derogó la tipificación de los delitos de difamación, injurias y calumnia; por lo que ya no son delitos.
  5. Horas después de este desacierto de nuestra presidente, Donald Trump aseguró: “Los cárteles del narcotráfico tienen un control tremendo sobre todos los políticos y las personas electas de México, en todos los niveles”; y, debido a estas afirmaciones, la congruencia jurídica de la supuesta demanda motivada por la presidente mexicana la obligaría a ampliar su denuncia en contra de otro nuevo sujeto activo llamado Donald Trump, quien, incluso, la implica en contubernio.
  6. Debería saber nuestra presidente que ella no puede demandar, de la manera en que lo afirma, ya que en México el ejercicio de la acción penal, salvo excepciones, lo monopoliza el ministerio público. En su caso, la titular del ejecutivo federal, puede denunciar y/o querellarse.
  7. Lo curioso es que ahora la presidente ya no puede desligarse de esa serie de barbaridades jurídicas que afirmó hacer, y/o que ya hizo, a través de la consejería jurídica o de la fiscalía general de la república, conforme a su parlanchín mañanera.

Merece, la señora presidente, que todos los días, durante sus mal preparadas y aburridas conferencias diurnas, alguien le pregunte como va su demanda en contra de Jeffrey Litchman, abogado del Ovidio Guzmán, hasta el final de su sexenio, para que sienta el peso de su ineptitud.

Y al caso del general Cienfuegos, ya no le ponga más fuegos, a su cabeza fría, ni se petrifique ni mienta ni se auto engañe.

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