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martes, mayo 6, 2025

ESTUPIDEZ Y MALDAD

MARCHAR PARA ATRÁS

Ningún presidente de México ha sido perfecto, pero hay algunos que han sido mejores que otros.

Las apreciaciones de los mandatos presidenciales logran más asertivas valuaciones con tiempos y distancias que permitan descargar, al sujeto valuador, el gran peso de los intereses personales.

Ernesto Zedillo Ponce de León fue un presidente que tuvo que tomar decisiones ante gravísimos problemas y frente a circunstancias de complejidad severa, ya que llegó como un candidato emergente a la presidencia de nuestro país, después del lamentable asesinato de Luis Donaldo Colosio, inteligente y sensible político de gratísima memoria.

El sexenio de Zedillo (1994-2000) se encuentra a la distancia de 31 años; mientras que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador ilegalmente sigue en vigencia, y se ha prolongado con la “corcholata” Claudia Sheinbaum por seis años más.

La perversidad que tienen Sheinbaum y López, no se le observa a Zedillo. La corrupción de López y Sheinbaum rebasa, con creces, algún supuesto desliz de Zedillo. Las mentiras y la hipocresía de Andrés Manuel y Claudia amenazan con todo su poder hasta al ex presidente Zedillo.

Todo el poderío policiaco-militar, económico y político, de Sheinbaum-López, está marchando hacia atrás, en busca de Zedillo.

Con todo su imperio, esa pareja va rumbo a 1994, en lugar de marchar hacia adelante.

Es la gran paradoja de nuestro tiempo.

Lo que me hace recordar los conceptos que nos heredó el periodista y poeta Renato Leduc (1897-1986), a quien conocí y traté en el periódico EXCELSIOR, época en la que ya no tomaba ni una cerveza en la cantina ‘La Jalisciense’ ni lanzaba tantas palabrotas al viento: “Sabia virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse a tiempo… cuánto tiempo perdí –ay- cuánto tiempo… amor de aquellos tiempos, cómo añoro la dicha inicua de perder el tiempo.”

Pierde malignamente su tiempo la dupla que es dueña del poder en México, y su pérdida es política y económica.

Ese dúo está gastando inicuamente el tiempo y los recursos de los mexicanos en sus estupideces y maldades.

El mejor consejo para Sheinbaum y López es: ¡Vean y actúen hacia adelante!, porque comienzan a convertirse en estatuas de sal, como Edith, la esposa de Lot, personajes en el libro del Génesis de la Biblia.

Hacia adelante; qué hacer ante la descobijada que les acaba de dar el secretario del Tesoro de EU, Scott Bessent, descubriendo una red de tráfico de fontanilo con 19 mil miembros con sus datos personales, y cómo han robado combustible, guachicoleando producto de miles de millones de dólares, bajo la protección del gobierno mexicano.

Recuérdese que tanto López Obrador como Sheinbaum afirmaban que en México no se producía el fentanilo, y que ya se había terminado con el guachicol.

¡Caen rápido los mentirosos!

Doblados, como eficientes lacayos ante el presidente EU, Donald Trump, Sheinbaum y López, ahora, han encontrado muchos laboratorios de fentanilo y fugas de guachicol; sin embargo, como no aceptan que se les supervise, son capaces de simular, retornando lo decomisado a los mercados, para obtener millonadas de dólares, y con ello seguir comprando a sus acarreados y a sus votantes.

¡Corrupción del bienestar!

Y con el gobierno de Trump sigue la misma simulación. De boca para fuera el estribillo: “Nunca vamos a aceptar la presencia del ejército de EU en nuestro territorio… Cooperación sí, sometimiento no… Somos soberanos”; pero permiten vuelos de aviones y de drones estadunidenses por espacio mexicano, navegación de barcos y submarinos de guerra gringos por mares y puertos mexicanos; y está permanentemente en nuestro territorio nacional un batallón de soldados y marinos estadunidenses.

¿Por qué mienten?

A este gobierno antidemocrático, autócrata y centralizador, ya le gusto marchar para atrás, y así exhibe su debilidad; las masas pagadas no los hace fuertes, los hace estúpidos; y su plan dictatorial no les da inteligencia, sino sólo descubre su maldad.

Su marcha para atrás los está convirtiendo (a Sheinbaum-López y a sus comparsas de dictadura concentradora) en neoliberales vergonzantes y desconchinflados, y en opulentos nepotistas de corruptelas extravagantes.

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