PARA SU AMO… ESPÍA
Quien imita a otro, se le llame imitador. Si la que remeda es mujer, se le denomina imitadora. Quien imita bromeando, hace parodia o mofa.
Pero hay seres humanos que imitan a otros, consciente o inconscientemente, para parecerse al imitado; por no estar satisfechos consigo mismos, o por carecer de personalidad propia.
A eso se le nombra ecopraxia, en términos técnicos de la psicología actual, señalando con ello que su singularidad de individuo está menguada.
Actualmente, México tiene una presidente que, acaso, no goza de su personalidad.
Desde muy temprano imita a su antecesor inmediato (a Andrés Manuel López Obrador), y para concluir sus labores presidenciales, lo sigue imitando.
Inicia la reunión del gabinete de seguridad; sigue con la mañanera, en donde públicamente observamos que la presidente mimetiza al 100% a su jefe López: la misma manera de caminar rumbo al atril; la forma de acomodar los micrófonos; el estilo de dar los buenos días y el saludo; el modo de recargar sus codos; la actitud para ceder el uso de la voz a colaboradores o los periodistas a modo; se queda de pie, se coloca atrás de quien usa la tribuna; procede a ver la pantalla; hace los gestos, las sonrisas, y los movimientos de los ojos de su amo Andrés Manuel.
Pero, en el fondo, también imita las mismas mentiras de su jefe, las mismísimas corrupciones, y sus apariencias y traiciones las repite.
Así, la presidente es una dama vacía, y sólo para su amo es pía, y exclusivamente para él, espía.
Su piedad y devoción la ofrenda a su fûhrer López; lo obedece sumisa, sin importar que sean descabelladas las disposiciones del amo. Recientemente, por ejemplo, y por vía del oprobio, designó embajador al doctor muerte (Hugo López Gatell) ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), dependencia de la Organización de las Naciones Unidas, sin que exista el cargo, sin tener facultades constitucionales expresas para expedir ese nombramiento, cometiendo una falta de respeto a la OMS, pero sobre todo a los mexicanos, por los negativos antecedentes que dejó este sujeto en la comisión creada contra el Covid-19.
El presidente López Obrador impuso una política criminal de salud pública contra el covid. Recordemos lo que dijo en su sexenio, respecto de esa pandemia: “No existe el covid. Es un invento de los ricos. A los pobres no les afecta. Pónganse un escapulario, y digan, detente maligno. Consíganse un billete de dos dólares, y llévenlo en la bolsa, y con ese ahuyentan al covid. No gasten en pruebas ni en vacunas. Yo no me vacunaré jamás”.
Y López G fue su cómplice al aplicar esa política presidencial de López O, causando entre ambos, aproximadamente, la muerte de un millón de mexicanos, aunque se diga de manera oficial que sólo fueron 800 mil los fallecidos.
Ese es el perfil del nuevo embajador de la presidente espía.
Esa presidente formal que ha sido el simple instrumento de su fûhrer, y quien sola se enreda al no entender el sistema jurídico de la escuela irracionalista que prevalece en los EU, desde su independencia en 1776.
Afirma nuestra presidente: “EU califica de terroristas a narcos mexicanos, asegurando que EU no negocia con narco terroristas; y, ahora, vemos que tienen allá encarcelados y bajo procesos a narco terroristas, y están tratando con ellos para llegar a convenios; ¿qué expliquen por qué?; ¿en dónde queda su posición de no negociar con grupos terroristas?”
El irracionalismo jurídico estadunidense genera normas de derecho exclusivamente como referencias legislativas. La decisión para aplicar el derecho es atribución exclusiva de los jueces. Los órganos jurisdiccionales pueden convenir con los delincuentes todo lo que convenga a la comunidad, aún al margen del derecho. Los castigos o penas son inusitadas y trascendentes, como severas lecciones, represivas.
Hay condenas de 5 penas de muerte, 10 cadenas perpetuas, 20 mil años de privación de su libertad. Ya detenidos y bajo proceso, los jueces negocian con quienes fueron terroristas, porque ya no son terroristas, ya son procesados.
Explíquenle a la presidente la naturaleza del irracionalismo jurídico estadunidense. ¡Ojalá y lo entienda!
Curiosamente, nuestra presidente ejerce también su propio irracionalismo, constituido de disimulos, de dobleces y fingimientos; acepta servir de corcholata o tapadera al poder tras el trono; destruye, y espía, todo lo que le ordena su dictador López; y, sin vergüenza alguna, canta en coro con sus legisladores morenazis: “Es un honor, estar con obrador”.
La presidenta y su fûhrer le tienen miedo a la democracia; éste le ha ordenado a aquélla, destruir a la incipiente democracia establecida en México por un proceso iniciado hace 25 años; y la presidente formal asesinó a esa democracia, en beneficio de su fûhrer López.
Por cierto, ahora, está cuidando a su patrón Obrador, quien oye pasos en su azotea de tantos descobijes que están sufriendo por parte de EU.
La presidente formal vive temerosa; debe demasiadas cosas, y lanza, con miedo, una prevención al presidente Trump: “Si Ovidio acusa, EU debe probar”.
¡Da pena la presidente!; da mucha pena esa dama vacía, aunque espía.