Carlos Reyes Reyes exigió a regidores den la cara para que Antonio Plaza Urbina no haga su voluntad en el Ayuntamiento de Morelia
Con gritos y groserías, Carlos Reyes Reyes enfrentó al presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, quien contuvo los modales para no contestar las agresiones a las que fue objeto, cara a cara.
Carlos Reyes es dirigente de diferentes organizaciones sociales, desde el año pasado se ha manifestado en el Ayuntamiento de Morelia, debido a que no fueron hechas 20 obras que piden, en colonias irregulares del municipio.
También es el mismo dirigente que denunció públicamente, antes los medios de comunicación, la supuesta amenaza a la que fue objeto por sicarios pagados, supuestamente por Antonio Plaza Urbina, secretario de Efectividad e Innovación Gubernamental.
Es de recordar que este grupo de manifestantes fue contenido por la Policía Municipal, en el mes de diciembre, ya que cada vez que aparecían iban subiendo de tono las sus quejas, tanto en las consignas como en la organización de sus movilizaciones.
Por lo anterior, en la primera sesión del 2018, Carlos Reyes Reyes, junto con las personas que dirigen, llegaron a Palacio Municipal, antes de que saliera el presidente municipal, Alfonso Martínez Alcázar.
Pasaron más de 40 minutos para que la comuna decidiera comenzar la sesión, misma que no pudo arrancar, ya que el dirigente en mención se acercó al lugar del presidente para reclamarle de su “debilidad” por no hacer lo que le corresponde.
Le exigió Reyes Reyes a los regidores a que den la cara, como representantes de los ciudadanos, para que Antonio Plaza Urbina no haga su voluntad en el Ayuntamiento de Morelia, ya que el funcionario es el encargado de planear las obras en el municipio.
Por eso, luego de decirle al presidente que no le tiene miedo, el dirigente trató de golpear al secretario de Efectividad y le propuso esperarlo en su casa, donde fue supuestamente amenazado, con el objeto de arreglar sus diferencias “a golpes”.
Tuvo que llegar la Policía de Morelia para resguardar el Palacio Municipal, desde la puerta principal del Ayuntamiento, hasta la sala de cabido, la cual permaneció custodiada por alrededor de 10 elementos de seguridad.
