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martes, mayo 13, 2025

REALIZAN DEPÓSITO DE OFRENDA FLORAL POR ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE AMALIA SOLÓRZANO

AMALIA SOLORZANO 10007Autoridades de los tres órdenes de Gobierno montaron guardia de honor

Con flores fue recordada la memoria de Amalia Solórzano Bravo en un evento cívico, quien encabezó el acto fue el presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, acompañado de funcionarios municipales y en representación del gobernador asistió Fabiola Alanís Sámano, secretaria de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de la Mujer Michoacana.

Amalia Alejandra Solórzano Bravo nació en Tacámbaro, Michoacán, el 10 de julio de 1911. Su padre Cándido Solórzano Morales era ranchero y comerciante, reconocido en la región por su presencia pública; su madre Albertina Bravo Sosa se dedicó a las labores domésticas y atención a la familia al tiempo que cumplía importantes tareas de contaduría para su marido.

Los tiempos aquellos para una familia acomodada imponían a los hijos, 8 en total, normas estrictas de formación escolar, por eso los primeros años de escuela de Amalia Solórzano fueron de especial atención para los padres, no pudo faltar la compañía religiosa, de ahí que la estudiante entró al colegio católico que fue fundado por monjas de la congregación guadalupana.

La vida le dio un vuelco cuando conoció al general Lázaro Cárdenas, en un relato aun inédito, ella misma da cuenta de este encuentro:

“Lo vi por primera vez en el balcón de mi casa en Tacámbaro cuando él andaba en su campaña para la gubernatura de Michoacán, era un día luminoso de junio de 1928, no lo podía olvidar; algunas de mis amigas estábamos alborotadas por ese asunto, pues nunca habíamos presenciado algo similar.

Ahí estábamos en ese balcón que te digo, seis o siete muchachas, lanzando confeti para saludar y celebrar, gritando vivas para un día festivo, como toda la gente que estaba congregada en la plaza.

Recuero que él y su comitiva pasaron cerca de nuestro balcón, ellos también saludando con la mano o el sombrero, a un lado y otro; de pronto algunos alzaron la vista hacia nosotras, él en primer lugar; no sé sí fueron mis nervios, pero por un momento tuve la sensación de que él me miraba directamente a los ojos, hizo ruborizarme un poco en ese momento. Ese fue mi imagen que se me quedó”.

El encuentro entre ellos se dio al siguiente día, en una comida, en el colegio donde estudiaba:

“Posiblemente no lo hubiese conocido, sino fuese porque el general se quedó dos o tres días en Tacámbaro, no para descansar, sino para las actividades de campaña.

En el segundo día, las religiosas del colegio le ofrecieron una comida a la que asistí; fuimos varias muchachas las que acudimos con nuestras madres al encuentro que se hizo en la huerta denominada Los Pinos, propiedad de la familia Espinoza, aunque en un algún momento lo salude porque así lo marcaba la cortesía, ahí todavía no platicábamos porque él se concentró en atender asuntos políticos”.

No fue necesario más que el saludo de ese encuentro para que el general se quedara impresionado por la belleza y los buenos modales de la joven Amalia. Y como sabemos diera paso un noviazgo y su boda que se consolidó el 25 de septiembre de 1932.

Una primera hija, Palmira murió, su segundo fue hijo Cuauhtémoc, al quien Amalia Solórzano se dedicó al cuidar mientras combinaba con sus actividades políticas, entre las que destacó la formación de un comité femenino; la colecta pública para el pago de la deuda; asistencia a niños desprotegidos; recibimiento de los niños españoles; vistas de escuelas y hospitales; muestras de solidaridad; hacer gestiones y todas las actividades que debía hacer por su condición de primera dama.

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