A partir del 15 de septiembre, y cada año desde 2008, los ciudadanos deben someterse a estrictos protocolos de seguridad
Desde hace una década, Morelia ha sido testigo de un cambio radical en la celebración del Grito de Independencia, tras el primer atentado terrorista en México ocurrido en 2008.
Hoy, tanto habitantes como visitantes deben conmemorar la fecha entre vallas metálicas, arcos de seguridad, detectores de metales y bajo la constante vigilancia de cientos de elementos de seguridad de diversas corporaciones, incluidos bomberos y equipos K9 especializados en la detección de explosivos y narcóticos.
Decenas de soldados del Ejército Mexicano patrullan las calles, fuertemente armados, en medio de la multitud.
Los ataques terroristas dejaron una huella profunda en la población, y desde entonces los festejos patrios en Morelia están bajo una intensa vigilancia de las fuerzas armadas, la guardia civil, seguridad pública, policía municipal y equipos de bomberos.
A partir del 15 de septiembre, y cada año desde 2008, los ciudadanos deben someterse a estrictos protocolos de seguridad.