Exigen a los gobiernos combatir con determinación e inteligencia «el verdadero crimen» que no es solo la trágica e indignante muerte, sino la vida amenazada de miles de ciudadanos
Para la Conferencia del Episcopado Mexicano el asesinato del alcalde de Uruapan Carlos Manzo Rodríguez «que abiertamente desafió a un estado violentado que se vivió en su municipio» se suma a una serie de crímenes de personas que se han atrevido a levantar la voz y enfrentar la falta del Estado de Derecho en sus tierras, comercios y otros espacios, pero «hoy ya no basta aprehender al asesino, hay qué combatir con determinación la causa de todos estos asesinatos», reclaman.
La presencia ordinaria de grupos armados que controlan la vida pública de los ciudadanos en varias regiones del país «es el verdadero crimen a enfrentar», enfatizan los obispos de México tras observar que retenes en carreteras, el despojo de tierras, las amenazas constantes a los productores, comerciantes y gobernantes locales «reflejan un grave debilitamiento del orden constitucional que los gobiernos a nivel municipal, estatal y federal están obligados a garantizar».
Ante este panorama de violencia y ola criminal los jefes pastorales de todas las diócesis del país se unen al reclamo nacional: «exigimos a las autoridades combatir con determinación e inteligencia el verdadero crimen que no es solamente la trágica e indignante muerte de un comerciante o un alcalde como fueron Bernardo Bravo y Carlos Manzo, sino la vida amenazada de miles de ciudadanos que día con día ven ultrajadas sus libertades al trasladarse y desarrollar sus actividades comerciales y recreativas» han dicho en una misiva hecha a publicar en las últimas horas.
«Como Iglesia seguimos caminando cercanos a nuestros pueblos», sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral aún en medio de contextos marcados por la violencia permanecen fieles a su misión de anunciar el Evangelio, acompañar a las comunidades y abrir caminos de esperanza: «la entrega silenciosa y valiente de estas personas es un signo vivo de la presencia de Cristo en medio de su pueblo recordándonos que la luz nunca se extingue frente a la oscuridad», refrendar los obispos de México.
También la CEM hace un llamado «a todos los mexicanos que están provocando esta violencia fraticida, a detenerla y respetar la vida de todos, pues cada hermano es un don de Dios del que nos pedirán cuentas cuando estemos ante Él».
Afirman también estar convencidos que todos los mexicanos somos responsables de construir la paz y convocan a «los ciudadanos de los tres órdenes de gobierno todos llamados a defender los valores de nuestra patria, que nos permitan vivir dignamente en paz y libertad», por lo que exhortan a cada uno a redoblar esfuerzos y hacerlo de manera coordinada. Y hacen los jefes pastorales el ofrecimiento dentro del Diálogo Nacional por la Paz de un espacio de encuentro, de dialogo y coordinación para alcanzar estos objetivos.
Finalmente encomiendan el país a Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, Reina de México y Emperatriz de América, a que guíe nuestros corazones e interceda por nosotros «para que juntos alcancemos la paz, la libertad y el desarrollo que nuestro México merece», termina este documento firmado por Monseñor Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y presidente de la CEM, Monseñor Héctor Pérez Villarreal, obispo auxiliar de México y secretario general, y Monseñor Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora a cuya diócesis pertenece el municipio de Uruapan.


                                    
                                                                                                                                                                                                            
