LA EXTORSIÓN
La extorsión sigue siendo el delito más común en México; también afecta el ciclo productivo en nuestro país, especialmente en productos de exportación, denunció la Confederación Patronal de la República Mexicana.
A través de un comunicado, la organización asegura que “Hoy enfrentamos desafíos tanto en México como Estados Unidos, esto debido a que el intercambio de mercancías es cada vez más complicado, siendo las exportaciones aún más”, señala la comunicación.
En particular, agrega, en Estados Unidos, si un producto está vinculado con extorsiones, no puede ingresar al país; detalló que en estados como Michoacán se registró una mayor incidencia de este delito en aguacate y limón.
“Porque cuando llega el narcotráfico en la cadena de suministro, nos está repercutiendo para llegar al consumidor final”, expresan. Mencionó que está problemática no sólo impacta en las exportaciones, sino que también en el costo operativo, debido a que se incrementan los gastos de seguridad y con ello se tiene que subir el precio al producto final.
Destacó que dicha situación es aprovechada por las empresas de seguridad, ya que se vuelve una necesidad para cualquier tamaño de compañía.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que se llevan registrados hasta octubre 8 mil 546 reportes de extorsión, siendo abril el que mayor número tiene con 936; seguido de octubre, con 882; y marzo, con 876.
En cuanto al fenómeno de la relocalización de empresas, llamado nearshoring, COPARMEX expone que es fundamental “fortalecer las cadenas de suministro y el estado de derecho”, a fin de que las empresas tengan una mayor certidumbre y ánimo de invertir ya que en estados como Sinaloa, la delincuencia frena las inyecciones de capital.
La extorsión tiene un impacto significativo en el ciclo productivo en México, afectando tanto a nivel social como económico: La extorsión eleva los costos de producción y distribución, ya que los productores y comerciantes deben pagar “impuestos” a los cárteles para poder operar. Esto se traduce en precios más altos para los consumidores.
Además, la violencia y las amenazas relacionadas con la extorsión han llevado a un aumento en el desplazamiento forzado de personas. Esto no solo afecta a las familias, sino también a la disponibilidad de mano de obra en ciertas regiones.
Y es que la inseguridad generada por la extorsión afecta la tranquilidad y estabilidad de las comunidades, lo que puede disminuir la inversión y el desarrollo económico.
Por ello, la constante amenaza de extorsión y violencia puede llevar a la interrupción de actividades productivas, ya que los trabajadores y empresarios pueden optar por no asistir a sus lugares de trabajo por miedo a ser víctimas.
Según un estudio, la extorsión puede impactar negativamente en la inflación, elevando los costos de la canasta básica alimentaria. En resumen, la extorsión no solo afecta a las víctimas directas, sino que también tiene repercusiones amplias en la economía y la sociedad en general.
Sin duda, vivimos estos fenómenos debido a la desatención y presunta complicidad del gobierno del expresidente López Obrador, con los grupos criminales.
¿Acaso seguiremos igual?