CHINOS
A últimas fechas, muchos son los extranjeros que deciden venir a vivir a México, la migración de los nuevos residentes la encabezan los estadunidenses y canadienses, sin embargo, hay ciudadanos de otras nacionalidades que, calladamente se incorporan a nuestra sociedad y comienzan a adaptarse a su nuevo país.
Por ejemplo, la emisión de residencias temporales y permanentes a chinos creció 245 por ciento en 4 años, pasando de 2 mil 674 en 2020 a 9 mil 224 en 2024, concentrándose y apropiándose del Centro Histórico de la Ciudad de México, desplazando comerciantes y productores mexicanos con sus productos “MADE IN CHINA” mediante el dumping comercial.
La mayoría de ellos se dedican al comercio y han encontrado en el centro de nuestra capital, el lugar idóneo para expandir sus negocios, en ocasiones ilegales.
Por ello, la creciente presencia de productos chinos en México ha generado una serie de consecuencias complejas y contradictorias para el comercio nacional.
Hasta el 80 % de las mercancías en sectores como bisutería, utensilios de cocina, productos escolares y artículos de higiene han sido desplazados por productos chinos.
Ante esto, comerciantes tradicionales enfrentan dificultades para competir con los precios bajos y la escala de producción china, ven una competencia desleal y evasión fiscal, ya que muchos productos ingresan por canales informales o el “mercado gris”, eludiendo controles aduaneros y sanitarios.
Esto afecta la recaudación fiscal y pone en desventaja a empresas mexicanas que sí cumplen con normativas. Además, provocan la pérdida de empleos; la industria textil, por ejemplo, ha reportado una caída del 8 % en producción y la pérdida de más de 20 mil empleos.
Algunos productos chinos no cumplen con normas mexicanas, lo que puede representar riesgos para la salud y seguridad del consumidor.
Por si fuera poco, México mantiene un déficit comercial amplio con China, lo que genera dependencia y vulnerabilidad económica.
México importó 135 mil millones de dólares en bienes desde China en 2024, mientras que las exportaciones mexicanas a China fueron de apenas 10 mil millones de dólares.
En resumen, el déficit comercial fue de aproximadamente 125 mil millones de dólares, lo que convierte a China en el segundo socio comercial de México, pero con un desequilibrio abismal.
Pese a ello, hay que considerar que a muchas personas les gustan los artículos chinos, además de ser muy baratos y los consumidores mexicanos se benefician de precios bajos en productos de consumo básico y tecnología.
Así que este grupo migratorio viene a trabajar, a producir y a crear riqueza, la paradoja es que debe hacerlo, pero dentro del marco de las leyes mexicanas y no representando una competencia desleal a los productos nacionales.
México tiene la necesidad de diversificar sus mercados y China representa una oportunidad para exportaciones mexicanas, especialmente en sectores agrícolas y manufacturados.
Si hubiera visón, ahí es donde Michoacán podría ser un gran protagonista.