REFRESCOS LIGHT
Los refrescos, aunque duela decirlo, forman parte de la dieta diaria de los mexicanos más pobres; nuestro país es de los lugares donde más refrescos se consume al llegar de 500 a 599 mililitros por día, solo abajo de Colombia o Surinam, donde la población ingiere más de 600 mililitros de estas bebidas, al día.
Un refresco de 600 mililitros cuenta con un total de 15 cucharadas de azúcar, por lo que, si a diario una persona consume un producto de este tipo, eleva sus posibilidades de padecer un infarto o hemorragia cerebral.
Su consumo, se ha convertido en un problema de salud pública, por ello, el gobierno federal y la industria refresquera llegaron a un acuerdo en beneficio de la salud pública, con acciones como la reducción del contenido de azúcar en refresco y un enfoque comercial enfocado a productos más saludables.
El acuerdo tiene los siguientes objetivos: Que la población consuma menos refrescos para reducir enfermedades como diabetes, obesidad e hipertensión; que las personas tomen decisiones de salud hacia alternativas más saludables, refrescos con menos azúcar o sin azúcar.
También se busca que niños y adolescentes no tomen refrescos desde tan jóvenes, y que los adultos jóvenes, tomen menos.
Lo real es que el aumento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas, así como la implementación de dicho impuesto a bebidas light, zero y sin calorías, provocó reacciones de inconformidad en amplios sectores de la sociedad, especialmente los que menos tienen y con justa razón, si consideramos que, en muchos hogares se desayuna, come y cena con refrescos, aunque esto no resulta saludable.
El incremento fue de 1.65 pesos por litro a 3.08 pesos por litro, la propuesta del gobierno era gravar las bebidas no calóricas, light o zero, de 0 a 3.08 pesos por litro, pero éste finalmente quedará en 1.50 pesos por litro.
Por ello, la industria refresquera mexicana se comprometió a reducir en 30 por ciento de las calorías de refrescos Coca-Cola de manera escalonada, empezando por las presentaciones de mayor tamaño, además de llevar a cabo acciones comerciales necesarias para impulsar la migración de consumo de productos con calorías a productos bajos o sin calorías.
Habrá que ver cómo responden los consumidores a los nuevos sabores y a refrescos menos dulces, porque nos queda claro que, aunque saben que son dañinos para la salud, los consumen a toda hora, en todas partes y todo el tiempo, desde bebés, hasta ancianos.