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viernes, diciembre 12, 2025

TRABALENGUAS

CÓMO NO AMARLOS

Para los amantes del reino animal, especialmente de los perros, les tengo una increíble noticia que la ciencia acaba de confirmar; nuestros amigos peludos son puro amor.

Un estudio de resonancia magnética revela que el cerebro canino se ilumina con más intensidad cuando escucha tu voz que cuando huele su comida favorita.

Durante décadas, los escépticos dijeron que los perros eran oportunistas que solo nos seguían por comida. La neurociencia acaba de derrocar ese mito y demostró que estaban equivocados.

El argumento favorito de quienes no tienen mascotas es decirte que tu perro no te ama, sino que solo quiere que lo alimentes, pero Peter Gregory Berns, un neurocientífico de la Universidad de Emory en EUA, pensó que ya era hora de realizar un estudio serio al respecto.

Es un estudio pionero publicado en Social Cognitive and Affective Neurosciencie, Berns entrenó a los perros para que entraran voluntariamente en una máquina de resonancia magnética y se quedaran totalmente quietos, despiertos y sin sedar, para ver que pasaba realmente en su actividad cerebral.

Utilizando la vieja, pero efectiva técnica de Iván Pavlov, fisiólogo ruso, acierto-recompensa, pero en este caso los perros aprendieron a asociar dos juguetes con dos resultados diferentes.

Una dona de plástico significaba comida, en pedazo de salchicha; un caballito de juguete significaba elogio verbal de su dueño. El resultado puede hacerte llorar. Lo que encontraron en los escáneres fue asombro.

En la gran mayoría de los perros, el núcleo caudado-la zona del cerebro que procesa la recompensa y el placer-se activó con la misma intensidad ante el elogio que ante la comida. Pero aquí viene lo mejor; un 20 por ciento de los perros mostraron una respuesta cerebral más fuerte ante la voz de su dueño que ante la comida.

Para esos perros, el amor y la aprobación de su humano eran biológicamente, el premio más valioso del mundo.

Asimismo, cuando un perro huele el aroma de su dueño, incluso aunque no este presente, su “centro de recompensa” se enciende como un árbol de Navidad, una reacción que no tienen con el olor de otros perros o personas extrañas.

Estoy seguro que aunque usted lo sospechaba, ahora puede confirmarlo, ellos aman más a su humano que cualquier otra cosa, más que comer.

Ese, es amor incondicional, amor del bueno.

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