La diversidad es manifiesta en el rubro político en nuestro país, no ha lugar el molde monolítico que prevaleció durante décadas para recalcar prácticas autoritarias que ya están en los registros de un pasado que marcó porque definió diversos patrones que, en algunos casos, se niegan a desaparecer.
Lo que también es verdad es que los debates políticos en gran medida están desprovistos de calidad, más que argumentar se adjetiva, más que analizar se descalifica y pareciera reinventarse una nueva Babel en la que se estampan muchas iniciativas que parecen contradecir el sentido original de la política.
La polarización no cede ni siquiera un poco, todos los días el espíritu de la confrontación se materializa para engrosar el encono, abonar al pleito y acentuar las diferencias como elementos que ya se han vuelto típicos en esta posmodernidad plagada de modas efímeras, también se observa lo que se podría denominar el crepúsculo de las ideologías mientras el pragmatismo vive a pleno sol.
La tolerancia, a veces, parece una asignatura olvidada, arrumbada en la pieza de los desperfectos y que no cabe como elemento presente en las disputas políticas, las rudezas innecesarias son evidentes, escasean los estetas del debate. Si hablamos de la tolerancia lo hacemos de un gran valor que alimenta a la democracia.
Estamos en vísperas del inicio del ciclo escolar de acuerdo a los calendarios, aún hoy se vive en la incertidumbre acerca de la pertinencia o imposibilidad de cursos presenciales porque la pandemia reporta altos números de contagios así como decesos; en algunas entidades federativas el sector salud y el educativo se arrojan el balón para generar un vacío que es difícil de interpretar.
La educación es una prioridad, a través de ella se renace, se forja la libertad de pensamiento y se acude a la ciencia, se despierta y se aprende a leer las letras como también la realidad. Es conveniente continuar los procesos pedagógicos tan útiles como necesarios, aunque seguramente se continuará con el modelo virtual a través de las plataformas digitales, la pandemia no cede en su tercera ola y las estadísticas son escalofriantes en este terreno. La ambivalencia es notoria en algunas autoridades respecto al regreso a las clases.
El retorno a las actividades académicas será, en mayor medida, de forma virtual porque la contingencia sanitaria así lo hace suponer, ya se ha vacunado a muchos jóvenes del nivel medio superior y superior en la escala educativa, aunque los riesgos de contagio no se han conjurado. Mucha gente que ya ha sido vacunada se ha vuelto a contagiar, por ello señalamos que la incertidumbre se alojó en el presente.
Estamos en tiempos tóxicos, en los que la pandemia de Covid-19, las confrontaciones electorales, la inseguridad y otros asuntos han jugado en contra de la certidumbre, la realidad muestra vulnerabilidades a flor de tierra, no hay un solo territorio del país blindado para evitar daños.
También se han registrado daños por los fenómenos climatológicos, entonces el cuadro de la realidad es complicado por la cantidad de males que se han dejado venir, deseable es que paulatinamente se regrese a las actividades fundamentales luego de los impactos severos que ha provocado la pandemia.