La democracia siempre sugiere debates, transformaciones y confrontaciones entre los grupos que detentan o disputan el poder. Se trata, de acuerdo con la historia antigua de los griegos, de una de las formas puras de gobierno al igual que la monarquía y la aristocracia, aunque algunos filósofos de aquellos tiempos no miraban con buenos ojos al gobierno de las mayorías.
Si retornamos a la lectura de La República de Platón, considerado el primer tratado de ciencia política en occidente, nos percatamos que el fundador de la academia optaba por la aristocracia como la mejor forma de gobierno porque quienes estarían al frente serían los más sabios, es decir los filósofos. La democracia podría degenerar en la oclocracia.
Ninguna forma de gobierno será perfecta porque son diseñados y operados por seres humanos, es decir no se trata de un Olimpo ni de la praxis de semidioses que pululan en los mitos griegos. La democracia implica la práctica de valores, esto es que no se agota únicamente en la emisión de los votos en las urnas, se invoca la tolerancia, justicia, la pluralidad y el respeto.
El gobierno federal anuncia una reforma electoral en voz de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la comisión presidencial para dicho objetivo será encabezada por Pablo Gómez quien ya ha sido legislador en múltiples ocasiones por la vía plurinominal, siempre en la izquierda mexicana.
Una de las propuestas sería suprimir las diputaciones plurinominales, también disminuir los presupuestos para los partidos políticos, ajustar al Instituto Nacional Electoral, solo por citar algunos puntos. Como era de suponerse las opiniones ya están divididas y habrá más reacciones seguramente, lo cual será previsible.
Recién recordaba una reforma electoral operada en el antiguo régimen, en el año de 1977, lapso en que el presidente de la república fue José López Portillo, el operador de dichos cambios fue el secretario de Gobernación don Jesús Reyes Heroles un distinguido político e intelectual, a partir de que se concretaron los acuerdos se dio pauta para los legisladores plurinominales, me parece que fue con dedicatoria a los partidos de izquierda principalmente.
En los años setenta México vivía un régimen de partido hegemónico con el Partido Revolucionario Institucional que tenía una mayoría casi absoluta en las cámaras y todas las gubernaturas, seguro influyó que en los comicios de 1976 José López Portillo fue candidato único a la primera magistratura del país, así que su elección fue legal aunque carente de legitimidad. Con la reforma de 1977 se marcó la transición de lo que fue un sistema de partido hegemónico a uno pluripartidista.
En la actualidad con una reforma que viene se habla de disminuir el financiamiento a los partidos políticos, suprimir la figura de los legisladores por la vía plurinominal, no perdamos de vista que Morena luce actualmente como el partido hegemónico que tiene mayoría calificada en las cámaras, esto significa que puede hacer cambios constitucionales con cierta facilidad.
Se han anunciado desde la presidencia de la república que habría foros de consulta y con ello apertura para discutir un tema de esta naturaleza que es de una indiscutible prioridad. En estos tiempos tenemos un partido hegemónico y una oposición maltrecha, arrinconada y venida a menos, carente de dirigentes de calidad.