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jueves, mayo 16, 2024

EL HORROR

En el mundo con frecuencia se registran actos absurdos como censurables, el terrorismo entierra sus garras contra personas inocentes, el fanatismo alimentado por el odio siembra el horror y mata desde las sombras para provocar actos consumados sin piedad.

Motivos políticos, religiosos y de diversa índole cabalgan, el terrorismo es un acto deleznable que no encuentra justificación más allá de legítimas inconformidades que pueden abordarse a través de los canales diplomáticos que ofrece la política verdadera.

El Medio Oriente es una porción espacial que regularmente ha estado convulsionada porque los extremos se manifiestan y convulsionan, a últimas fechas impactó el ataque terrorista de Hamas a Israel. Imperiosa la necesidad de la paz como requerimiento, meta y necesidad impostergable en donde quepa perfectamente la justicia.

El fanatismo es peligroso porque es un estado de locura, es una bestia que una vez desatada multiplica los males y derrama la sangre. Los ataques terroristas encienden las alarmas porque dicha acción malévola proviene del odio que riñe con la razón, también de la exclusión plagada de dogmas que envenenan.

Las consecuencias de la violencia en Medio Oriente se cuentan todos los días, se han forzado éxodos de palestinos en el norte de Gaza porque seguramente habrá ataques, también el Programa Mundial de Alimentos agota sus reservas.

Otro dato escalofriante es que las víctimas en Gaza, cerca de tres mil, ya rebasaron el número de muertos que se registró en el conflicto entre Gaza e Israel en 2014, ello de acuerdo al Ministerio de Salud palestino en la ciudad mencionada.

El terrorismo tiene un contenido de muerte, nada lo justifica y, en cambio, resulta condenable desde cualquier óptica porque los estragos dejan secuelas, abundan los resentimientos y deja todo un cuerpo social marcado con cicatrices que simbolizan dolor.

En Medio Oriente se han suscitado diversos hechos a través de la historia que tiene una conexión con la guerra desde tiempos muy antiguos, en dicho espacio territorial se registraron las cruzadas en donde el elemento religioso fue el combustible para dichas confrontaciones que duraron siglos.

Cristianos y musulmanes combatieron en las cruzadas, la primera de ellas fue una campaña militar organizada por el Papa Urbano II. Ya en el último siglo son múltiples los actos violentos en la citada región, recordemos los conflictos en Siria que datan desde hace una década, también en Yemen.

En 1967 se registró la guerra de los Seis Días que fue la confrontación bélica de una coalición araba contra Israel, en 1973 el ataque en pleno Yom Kipur, en 1982 la masacre de Sabra y Chatila, son diversos los actos violentos en esa zona territorial.

El terrorismo no es justificable de ninguna manera porque atenta contra toda la población de manera alevosa, en política no faltará quien afirme apelando a los argumentos del realismo maquiavélico que el fin justifica los medios; no obstante, en el terrorismo no hay fin que justifique tanta pena.

El fanatismo suele ser temible y homicida y por ello siempre debe ser condenable, penalizado porque refleja un oscuro trastorno que multiplica los males.

 

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