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viernes, mayo 2, 2025

FALTAN PROPUESTAS

teodorobarajas

 

Las campañas electorales continúan entre escándalos y medias verdades, la polarización no se ha marchado más bien está más presente que nunca en esta coyuntura en la que abundan las descalificaciones y se ausentan los verdaderos proyectos que debieran ser valorados en su justa dimensión.

Los spots, que se anuncian en cantidades industriales, muestran una evidente intolerancia que tampoco abona para crear un clima de civilidad en el que los verdaderos debates de ideas refresquen el escenario político para clarificar contenidos de todas las opciones participantes.

Hay una lista con temas pendientes que revisten una gran trascendencia, por ejemplo el de la seguridad pública porque la pacificación se observa distante, no cabe trivializar asuntos de capital importancia que influyen para la gobernabilidad. Los partidos políticos enfrentan cada uno su propia crisis en cuanto a organización, estructuras y ya no hablar de sus ideologías que se reducen a slogans o referentes que hacen las veces de fuentes históricas.

Si ante se vivió un paradigma de partido hegemónico ahora tenemos un sistema pluripartidista que dista mucho de ser de avanzada porque la identidad de los mismos se ha vulnerado para dar paso a una construcción pragmática que privilegia el corto plazo, ganar como sea.

Sí, tenemos alternancia, algo que se dificultó en el pasado reciente porque aún se recuerdan los fraudes electorales que golpearon los que pudieron ser avances en la vía democrática como sucedió aquella jornada del 6 de julio de 1988 con la participación del Frente Democrático Nacional que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas, fecha oscura en que se cayó el sistema con las consecuencias posteriores.

Evidentemente, en 1988 no existía el árbitro electoral, las cosas en esta materia se definían desde la Secretaria de Gobernación para establecer reglas de inequidad pura, en la actualidad se cuenta con la participación del Instituto Nacional Electoral cuyo papel suele ser cuestionado por voces inconformes aunque sus aportes han sido fundamentales en cuanto a la alternancia registrada en nuestro país en lo transcurrido en el siglo XXI. Ha sido complicado extinguir el virus de la desconfianza que tiene larga data.

De los candidatos a las gubernaturas y otros espacios de representación popular se han escuchado diversos temas convertidos en escándalos, pocas propuestas en temas torales pese a nuestra realidad que da cuenta cotidianamente de actos delictivos que sugieren un auténtico apocalipsis   en el que permanece la pandemia con sus efectos devastadores. Las llagas en el cuerpo social que no sanan porque no se atienden. Mientras la impunidad mantiene su empoderamiento y las injusticias son palpables, las autoridades de todos los niveles parecen ser rebasadas. Falta menos para las elecciones, quien gane asumirá graves compromisos que como tales debe tratar con valor y no con esa característica tan propia de los ganadores: la soberbia.

Hace falta que la vocación democrática se manifieste con todos sus valores, no se da lo que no se tiene, el autoritarismo no va de la mano con dichas categorías, al final la discrepancia y la disidencia florecen en sociedades con una evidente maduración política, no es conveniente establecer un pensamiento único.

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