Al parecer las ideologías como tales se han evaporado, hay políticos que por mera pose se autodefinen de izquierda aunque dicho calificativo no va más allá de un cliché simplista y carente de sustancia.
Durante las décadas anteriores las ideologías fueron consistentes, más allá de los dogmas, se vivía en el mundo los estragos de la Guerra Fría que llegaría a su fin tras el derrumbe del muro de Berlín, posteriormente la extinción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, había quienes pensaban tomar el cielo por asalto en medio del idealismo derivado de las tesis marxistas.
Bueno, hace ya un buen rato que las fuerzas partidistas toman distancia de los moldes ideológicos porque lo importante es alcanzar el poder, tal es la causa última sin importar los cómos, es decir parece figurar el formato maquiavélico sin mayores justificaciones.
El pragmatismo en esta época es decir en pleno 2025, es el camino sin más acentos ni adjetivos, las doctrinas fundacionales de izquierdas y derechas parecen absorbidas por el inmediatismo, basta escuchar los debates en las cámaras para darnos cuenta de la casi nula calidad en materia de argumentación de los representantes partidistas.
Desde hace un buen tiempo en nuestro país se ensayaron las alianzas partidistas sin fundamento claro más allá de alcanzar el poder, así vimos al PRI con el PRD y el PAN, Morena con el PES, los antagónicos comiendo del mismo plato.
Actualmente parece que la geometría política es un cliché, un enorme lugar común carente de contenido, los partidos políticos promueven más que sus ideologías la polarización en nuestro ecosistema social.
Las izquierdas en América Latina están en crisis desde hace un buen rato, algunas de sus figuras resultan impresentables, por ejemplo Nicaragua con Daniel Ortega que es un sátrapa enemigo de los derechos humanos y contrario la democracia porque hace imperar un pensamiento único, en el país centroamericano la persecución contra la disidencia ha marcado una administración que no empata con la tolerancia ni con los valores democráticos.
El PRD se extinguió, el caudal de votos en sus buenos tiempos esfumó, sobrevive apenas en algunas regiones del país, probablemente lo que resta del Sol Azteca se sumaría a Morena por mera sobrevivencia de sus cuadros más representativos, que no son muchos.
La derecha en México está en crisis evidente, el PAN de la actualidad nada tiene que ver con el de hace 30 años, ahora sin ideólogos, con escasos triunfos electorales y con alianzas cuestionables en su momento con sus antiguos contrincantes. En la nostalgia panista figuran algunos personajes que hablaban de la brega de eternidad, sus ideólogos como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna o Carlos Castillo Peraza. Había dicho Daniel Cosío Villegas que cuando el PAN fundado en 1939 ganara el poder perdería al partido, profecía cumplida.
Las ideologías entonces parecen extraviadas como los partidos que afirmaban representarlas, navegan sin una doctrina definida, todas las organizaciones parecen buscar a su caudillo como ha sido la costumbre mexicana en estos los tiempos turbulentos de la posverdad y el metaverso.