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lunes, agosto 11, 2025

LAS GUITARRAS DE PARACHO

En estos los tiempos cruentos que nos tocó vivir es conveniente direccionar al ámbito cultural, en donde cabalga el arte, la creatividad y un sello de identidad en diversas regiones del país.

En particular haré referencia al municipio de Paracho, Michoacán; una población que se ubica exactamente en el corazón de la Meseta Purépecha, justo es el lugar que presumen como la capital de las guitarras, el instrumento de cuerda que es algo así como la bandera en esta región de pueblos originarios.

En estos días de agosto se efectuó la Feria Nacional de la Guitarra, obvio que el arte y la cultura son el binomio óptimo para diseñar, trazar y colocar los cimientos de una nueva manera de convivir que se distinga por restaurar el tejido social que ha sido ajado y arrebatado por la inseguridad, impunidad y las actitudes contrarias a la paz que provocan desencanto.

En muchos municipios de nuestro país se trabaja desde tiempos antiguos para mostrar y compartir trazos estéticos que revelan el talento, calidad y magia que unidos producen arte que se convierte en un elemento digno para nutrir a los pueblos de un sello inquebrantable de identidad.

Paracho se ubica entre la serranía que cuenta con plantas endémicas y el ritmo de las pirekuas, canciones en el idioma originario que retratan las cuitas con el vendaval de vivencias de dicho pueblo mágico con la sonoridad de las guitarras.

El arte es una ventana por donde se filtra la sensibilidad para troquelar una realidad diferente, la cual esté alejada del oprobio, la violencia y las sinrazones que aquejan nuestra vida cotidiana, en Paracho tiene larga data la construcción de guitarras, en esta etapa en la que vivimos de una sociedad de consumo también ha sido amenazado el comercio de los instrumentos por la competencia desleal.

Los instrumentos producidos en Paracho son su corazón que late, su vida está llena de motivos, razones, nostalgias e historias. La música nutre su identidad, las pirekuas proclaman los dolores de un alma que emergió de bosques, las alegrías forjadas por sus hijos con los colores del cosmos. Así es Paracho, la ofrenda entre sierra, noche y frío. Es la tierra en la que los artesanos producen la magia para diseñar, construir y elevar el sonido de las guitarras para proclamar identidad.

En sus caminos quedaron las huellas de las misiones, las leyendas se han tejido para dotarle de historias, aquí desfilaron los pasos de Fray Juan de San Miguel y Don Vasco de Quiroga. Las fiestas y tradiciones son imperturbable bagaje de un pueblo que en 1754 fue conocido como San Pedro Paracho, en 1831 se le dio el estatus de municipio y en 1862 se elevó a villa con la nominación Paracho de Verduzco, en honor al insurgente Sixto Verduzco.

Mujeres y hombres han dejado su legado que nos alcanza al tiempo presente, los relatos robustecen la memoria para que nunca la nuble el mal del olvido y pueda nuestra sociedad, así como las futuras generaciones, mirar hacia el pasado para edificar porvenir.

Son muchos los símbolos que hacen que nuestra cultura adquiera colorido, leyendas que se han transmitido, el sonido de la guitarra que deambula en una noche de luna o bajo los rayos solares de la Meseta Purépecha. Los olores y sabores de nuestra tierra son la invocación permanente de motivos, pertenencia e identidad.

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