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lunes, julio 7, 2025

LETRAS Y PENSAMIENTO CRÍTICO

La cifra de lectura de libros en México, en promedio no rebasa los tres al año por persona, habría que ver cuáles son los textos y autores más recurrentes, precaria la cultura que bien explica porque enfrentamos un lapso tan conflictivo como indeseable en la actualidad.

Recién el 29 de junio se cumplió un aniversario del natalicio del autor francés Antoine de Saint-Exupéry, nació hace ya 125 años en Lyon, seguramente su obra más popular y reconocida en el mundo es El Principito, es decir un cuento fantástico que hurga en los sentimientos para darle un toque intemporal y aleccionador.

Mi iniciación en la lectura fue justamente con El Principito, en una etapa párvula, después lo he leído en múltiples ocasiones y siempre encuentro alguna perla de utilidad al evocar el hilo conductor del pequeño que arribó de otro planeta.

Los libros son vigentes aunque sus páginas refieran al pasado, la variedad temática es un menú para que el lector elija, son tantas historias las que podemos conocer a través de múltiples obras, muchas de ellas resultan refrescantes, emotivas e inolvidables.

Todavía una gran parte de lectores prefieren acudir a los libros de papel, aunque las nuevas generaciones ya pueden optar por el uso de plataformas, nuevas tecnologías y de esa manera descargan materiales literarios desde su ordenador. Es fundamental la vocación por la lectura desde edades tempranas porque se adquiere el hábito difícil de abandonar, regularmente se queda de por vida como padecimiento o goce permanente, incurable y estimulante.

Dos libros en lengua española resultan paradigmáticos porque se han investido como estandartes, uno escrito hace siglos, el más reciente en 1967, sus autores Miguel de Cervantes Saavedra y Gabriel García Márquez, respectivamente, los títulos son El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y Cien años de soledad. Ambas obras tienen un sitial que se distancia de lo efímero para formar parte del patrimonio universal de nuestra lengua.

México aún no es un país con la distinción de leer profusamente, ocupamos un bajo lugar en el concierto internacional, no obstante que tenemos una extraordinaria pléyade de escritores como Carlos Fuentes, Octavio Paz, Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, por citar sólo algunos nombres del directorio de las letras, poetas como Jaime Sabines, Ramón López Velarde, Sor Juana Inés de la Cruz, Efraín Bartolomé, entre muchos otros, eso no ha bastado para que se lea más. Al contrario, como es precario el índice de la lectura y la cultura se desdeña, en gran parte por ello tenemos situaciones graves de inseguridad, violencia y descomposición social. Siempre es oportuno leer porque permite el consumo cultural que bien puede ser útil para forjar un pensamiento crítico.

En Morelia y otros municipios michoacanos contamos con un alto número de talleres que aglutinan calidad y exponentes serios para incentivar tanto la lectura como la escritura de algunos géneros literarios, abordados desde la óptica de la sociedad civil los resultados han sido positivos, espero haya cada vez un mayor nivel de involucramiento, porque la constancia en ello brindará mejores resultados.

La literatura es siempre aliada al pensamiento crítico que tanta fata hace en tiempos como los actuales, en los que impera la polarización y también, en muchos casos la oquedad en algunos entes de la clase política.

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