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lunes, octubre 13, 2025

MEMORIA Y OLVIDO

Recientemente se evocó la noche trágica de aquella masacre del 2 de octubre de 1968, es una fecha que el olvidó no se llevó porque permanece como una herida abierta en el cuerpo social de México, evidentemente fue otro país que estaba influenciado por la Guerra Fría que motivaba una polarización en el mundo.

Posteriormente vendría otra fecha aciaga conocida como el halconazo que también cobró vidas, tanto el 2 de octubre de 1968 y la del 10 de junio de 1971 fueron revestidas por la impunidad.

Pese a todo lo que se dice, cuestiona o reclama, persiste la demanda de justicia porque ésta no tiene fecha de prescripción.

En 1968 hubo diversos hechos que dieron la vuelta por el mundo, reciente estaba la consumación de la revolución cubana, prevalecía la guerra de Vietnam, en dicho año fue asesinado Martin Luther King, el luchador social que legara el célebre discurso yo tengo un sueño. La juventud luchaba contra los modelos autoritarios, es decir contra la solemnidad como quedaría de manifiesto en las movilizaciones del mayo rojo de París.

Transcurrieron ya 57 años del 2 de octubre de 1968 y en ello no cunde la desmemoria tan típica en nuestro país, se recuerdan los sangrientos hechos que pintaron de rojo la plancha en la Plaza de las Tres Culturas. El olvido no se llevó el recuerdo, no petrificó la memoria aunque se trate de un asunto en el que prevaleció la impunidad.

En aquellos tiempos de finales de los años sesenta muchas banderas del cambio y la transformación ondearon en diversos sitios, una gran cantidad de fantasmas recorrieron el mundo, destacando el de la rebeldía juvenil.

En París se escribieron en los muros universitarios algunas leyendas que cimentaban la narrativa del momento: la imaginación al poder y prohibido prohibir. Otra frase que dibujaba una utopía fue: seamos realistas, exijamos lo imposible.

El mundo cambió, se instalaron otros objetivos, digamos que se había sembrado otra primavera para modificar las agendas gubernamentales y los relojes adelantaban sus agujas.

En nuestro país se registran masacres múltiples incluso en tiempos actuales, en muchos casos como derivación del empoderamiento del crimen organizado que siembra muertes bajo la metralla en diversos puntos de México.

Cierto, en 1968 se gestaron cambios que cobrarían fuerza en la posmodernidad, algunas semillas de la democracia habrían de crecer en terreno fértil

El estado de derecho es una aspiración y la pacificación luce distante, como lo observamos en diferentes entidades federativas de nuestro país. Hace falta una paz con justicia y dignidad.

Reiteramos que el 2 de octubre es una fecha que no se ha llevado el olvido, prevalece una cicatriz que nos da cuenta del autoritarismo gubernamental de la época de una presidencia imperial sin contrapesos, una etapa revestida por la autocracia que dejó un saldo cuestionable al pretender imponer un pensamiento único.

Actualmente ya no hay guerra fría, incluso las ideologías lucen decadentes porque se registran alianzas entre antagónicos para asegurar una porción de poder, ya no hay tal polarización entre las potencias mundiales como antaño, aunque si persisten las demandas de justicia y paz como sucede en la franja de Gaza que registra una oleada devastadora de violencia. Como lo cantara Bob Dylan en su canción: la respuesta está en el viento.

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