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lunes, diciembre 15, 2025

NAVIDAD

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Teodoro Barajas R.

Inician las fiestas decembrinas y con ellas afloran sentimientos favorables que estimulan la convivencia social, se tejen esperanzas con un racimo de ilusiones en diferentes puntos del mundo, en ello va una evidente raíz religiosa. Próxima la navidad que supone una tregua para poder vivir en armonía, al menos eso nos indican las costumbres y el clima puede ser propicio para cancelar violencia y confrontaciones dolorosas.

En nuestro país este año ha estado plagado de hechos siniestros con un caudal de ejecuciones a mansalva que afectan la gobernabilidad y a veces parece acabar con la fe y la paciencia en tanta gente que ha sido tocada por las tragedias. Falta mucho por hacer en materia de seguridad, se trata de lo que debe ser la principal prioridad en cualquier estado.

En estas fechas de fin de año suele aflorar la nostalgia, están presentes los ausentes y las marejadas de recuerdos agolpan la memoria para evocar momentos felices, es decir se revisa el pasado desde el presente para sintetizar historias de vida, probablemente en la infancia el encanto por estas fechas es superior porque el mundo se tapiza de los asombros exentos de malicia y se vive el medio día de la ingenuidad.

En el mundo, o una en una gran parte del planeta, se celebra la Navidad con sus hondas raíces religiosas principalmente en occidente, es el momento de sosiego, de poner una pausa al accionar cotidiano para disfrutar de las gratas compañías y levantar la copa para brindar y compartir algo más que los abrazos.

En nuestro país no sé si haya pausas porque la realidad es furiosamente violenta, el crimen organizado no deja de ser una amenaza para vaciar pueblos y motivar el temor mientras la impunidad se empodera, las imágenes cotidianas que dan cuenta de ello son prolíficas porque la inseguridad marca el ritmo de los hechos ante una sociedad en una espesa incertidumbre con gobiernos que no atinan a imponer el orden.

No obstante, más allá de los pesares habidos y por haber, de las incongruencias, contradicciones y más, siempre será oportuno expresar los mejores deseos en estas fiestas decembrinas.

Mantener con vida el ideal de la fraternidad es conveniente, el abrazo cordial que se entrega y se replica en este mundo que en muchas ocasiones luce desolado aunque en otras veces exhibe el brillo de un sol en lo más alto.

Sin esperanza el timón se perdería, la brújula del optimismo sería sustraída por el desencanto y al final todo terminaría por colapsarse.

Los mejores deseos para esta Navidad y que el próximo año renueve esperanzas, sea el lapso temporal para alcanzar logros y compartir felicidad, es posible.

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