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lunes, diciembre 1, 2025

POLARIZACIÓN

Polarización cotidiana tenemos en nuestro país, por diversas razones o sinrazones, por una legión de prejuicios y por el afán de mantener una discusión con ciertos dejos de histeria en lugar de un auténtico debate de ideas que mucha falta hace. No obstante parece que estamos muy distantes de que aflore un gesto de urbanidad.

Se han registrado diversas movilizaciones, como es el caso de transportistas que bloquearon carreteras, otras más se efectuaron en protesta por el crimen contra Carlos Manzo que ha provocado muchas interrogantes sin respuestas.

Unos contra otros, argumentos plagados de medias verdades de cada bando en pugna que generan más inestabilidad porque en muchos casos sus manifestaciones son absorbidas por una alta dosis de fanatismo sin más.

Me pregunto quién hará un auténtico llamado a la unidad en medio de diferencias legítimas, los mexicanos tenemos mucho en común obviamente, tal vez sean más las cosas de tinte unitivo a las que fragmentan y confrontan.

Todos los días podemos leer los discursos de odio en las redes sociales, de un lado y otro, lo cual engendra más confrontación porque esa polifonía virtual propicia más desbordamientos que no son benéficos porque erosiona aún más nuestro tejido social en medio de la inseguridad que se ha convertido en el auténtico nudo gordiano que urge desatar para combatir de verdad a la impunidad que es la tierra movediza en nuestro país.

Las descalificaciones provienen de diversos frentes todos los días, desde que tenemos uso de razón nunca ha existido un gobierno que sea autocrítico, la culpa es de los antecesores, el problema es de la derecha o la izquierda, geometría política ya tan descafeinada en los últimos tiempos, en una actualidad en donde las ideologías están desdibujadas.

Es el momento de la unidad, es una urgencia toda vez que nuestra realidad describe signos temerarios de violencia y crimen, divisiones que amenazan una precaria civilidad.

No podemos perder la capacidad de asombro, ni pensar que la unidad en medio de las divergencias legítimas será por siempre una utopía, algo que existe solo en la mente porque los prejuicios pueden evaporar una esperanza cierta y con ello ya no habría posibilidades de una auténtica política en la que el diseño de puentes para facilitar acuerdos sea una realidad.

El único imperio que debe existir es el de las ideas, esto es el de la política verdadera que tiene utilidad imprescindible para el trazo de los acuerdos que faciliten la gobernabilidad como vía para una verdadera mejora social, tal fue en esencia la teleología en la antigua Grecia, la felicidad como fruto. El bienestar colectivo como la razón de ser.

La clase política tiene entonces un gran imperativo si aún se busca el decoro y se rompe de tajo con actitudes ruines y despreciables en las que aflora una evidente vocación porril, en esto caben muy bien exponentes de diversos partidos políticos que lejos de argumentar más bien reiteran una cantidad industrial de insultos que los retratan por lo que son.

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