En los últimos tiempos las ideologías políticas casi desaparecen porque la finalidad de partidos políticos es la obtención del poder, lo cual es legítimo, aunque al costo que sea aún con el menoscabo de su propia identidad. Consecuentemente, por ello observamos alianzas que de origen son una verdadera utopía.
Podríamos afirmar, si recordamos la obra de Nicolás Maquiavelo que lo imperante es, en todo caso, la naturaleza humana, el político florentino al final no inventó nada aunque si fue una mente realista que restó florituras para describir lo que sucedía en el Renacimiento y se mantiene hasta nuestra actualidad. La lucha es por el poder, si revisamos diversos pasajes de la historia del mundo no habría un lapso en que no se peleara por ello.
Recuerdo la trilogía de la siempre recordada película El Padrino de Francis Ford Coppola basada en la obra de Mario Puzo, en donde ya en la última, es decir la tercera, Michael Corleone envía un mensaje a un banquero corrupto: el poder aniquila a quien no lo tiene.
Un alto número de nuestra clase política no hizo la lectura de la obra El Príncipe de Maquiavelo, al cuestionar a diversos políticos acerca del libro mencionado incurren en un lugar común al afirmar que el fin justifica los medios y punto. Luego entonces que la obra multicitada fue trivializada.
Los partidos políticos, en términos generales viven una evidente decadencia ideológica en estos los tiempos de la posverdad, el pragmatismo devoró los principios y valores fundacionales, hace rato en nuestro país se vive la polarización que fragmenta, en muchas ocasiones las cámaras legislativas parece que han mutado para convertirse en una especie de Torre de Babel, cada cual su propio idioma.
Nicolás Maquiavelo inauguró el pensamiento político contemporáneo, trazó planos de la ciencia política, actualmente se discute la aportación del politólogo italiano para diseccionar la condición humana.
Ya transcurrieron más de cinco siglos desde que se redactó El Príncipe, ello sucedió en el principio del Renacimiento, se trataba de un lapso en que se rompieron paradigmas para dejar de lado la era medieval tan cuajada por dogmas en donde prevalecía la influencia religiosa que motivara conflictos como las cruzadas.
Se inauguraba el pensamiento político realista para tomar distancia de la patrística y la escolástica como las corrientes filosóficas de la iglesia, mismas que tuvieron como referentes a San Agustín y Santo Tomás de Aquino, quienes retomaron tanto líneas del pensamiento platónico como aristotélico.
En la actualidad se detectan diversos fenómenos políticos, prevalece esa invariable búsqueda del poder a través de los partidos como vía legal, también se registran los grupos fácticos para ocupar vacíos ilegalmente como ha sucedido en nuestro país.
El poder se busca y pelea por su obtención, con todo y los vacíos ideológicos, la geometría política parece una vaguedad más para que muchos se autoproclamen ser de izquierda o derecha que nos llevan en la historia a revisar la revolución francesa en donde emergieron posicionamientos: la derecha en el parlamento por el indulto al rey y la izquierda por la muerte del mismo. Así surgió la geometría política. Lo cierto es que las ideologías están en decadencia.