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jueves, mayo 15, 2025

CHIMOLTRUFIA

Cuando no se elige al más animal de todos, parece que no es realmente democracia

Albert Guinon (1861-1923) Dramaturgo francés

 

jaimelopezEn gobierno del estado todo es felicidad, todo es cuentas alegres, tras el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el viernes en Zacapu, en el sentido de que el Gobierno Federal sí se hará cargo, en adelante, de los servicios educativos michoacanos. 

Y sí, así de entrada, y considerando la crisis financiera que vive la entidad como resultado de tener que pagar la brutal nómina educativa desde hace veinte años, que la Federación retome esa responsabilidad desde luego tendría que verse con enorme satisfacción, porque además no debe olvidarse que el gobierno de Silvano Aureoles tiene en curso en la Corte un amparo justo para que se valide su decisión de regresar la educación a la Federación.                                                            

Es decir, todo el escenario pareciera configurarse para que la anhelada federalización educativa sea una realidad.         

¿Y entonces, porqué el recelo? Bueno, por dos razones fundamentales: una, porque López Obrador no se caracteriza precisamente por tener posiciones firmes en determinados temas, ni por honrar su palabra. Y la mejor prueba de ello la dio justo en el tema de la pretensión de Aureoles de devolverle a la Federación la educación. La primera reacción del presidente fue un esperanzador “no lo veo mal”, para luego rechazar tajante esa posibilidad y advertir que los estados no pueden caer en la irresponsabilidad de desentenderse de la educación. Y ahora vuelve a recular y asegura que su gobierno asume ese compromiso.                                                         

Y dos, porque Aureoles no puede cantar victoria, cuando enfrente bien puede estársele tendiendo una celada, una emboscada. ¿A qué me refiero?, pues a qué con la mano en la cintura López Obrador podría anunciar que acepta recibir la educación michoacana, como una estrategia para que el gobernador retire su controversia de la Corte, confiado en que ya no es necesaria, y luego el presidente vuelva  a dar marcha atrás y Aureoles se quede sin trámite en la Corte y con la educación otra vez en su bolsillo.                                                   

En cualquier otra circunstancia esta expectativa podría parecer descabellada, pero no cuando se habla de López Obrador, con el que todo es posible, hasta cosas tan aparentemente insensatas, como la descrita. Así que mal haría Aureoles en creer a pie juntillas el anuncio presidencial. Debe, sí, mantener el discurso optimista, pero sin retirar su recurso de la Corte; total, una cosa no riñe con la otra, y no vaya a ser que después se lleve una desagradable sorpresa: con López Obrador hasta no ver firmado un compromiso, no puede darse por hecho, y eso quién sabe.

El presidente puede ser como aquel personaje que interpretaba Florinda Meza en la serie de Chespirito, María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada de Botija, mejor conocida como “La Chimoltrufia”, quien sin ambages reconocía que “así como digo una cosa, digo otra”. Aureoles debe ser cauto. Se puede llevar una nada grata sorpresa. Al tiempo.

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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