A LA 4T=TRUMP POR 4 AÑOS
Ante la impotencia de los cuerdos creció la locura; y esta descomposición cerebral tuvo inicio en el lenguaje.
Desentrañemos la mañosa retórica del presidente Donald Trump: “Ahora vamos a cambiar el nombre del Golfo de México, y se llamará el Golfo de Estados Unidos”.
Esa locura, disfrazada de retórica, lleva encubierta la ambición económica de robarle a México las riquezas de esa enorme porción marítima: pesca, minerales, gas, petróleo, espacio y vía de transporte, más otros caudales de nuestro patrimonio.
No es, por tanto, el simple cambio de nombre geográfico de esa zona, sino la codicia de seguir despojando a nuestro país de bienes propios, aprovechando la impotencia, servilismo e incapacidad de gobiernos y funcionarios públicos que se sobajan ante Trump.
En México, nuestra actual presidente también sufre ese desarreglo neuro mental en su leguaje.
Dice con mucha firmeza una cosa, y hace lo contrario en su ejercicio gubernativo.
Su palabra corre hacia la izquierda; y sus acciones vuelan rumbo a la derecha.
Expresa la presidente: “Que tenga la certeza el pueblo de México que vamos a defender nuestra soberanía e independencia.”
Y de inmediato, tan rápido como la luz del rayo, logra que el senado acuerde: “Se autoriza la entrada de tropas norteamericanas a territorio mexicano a partir del 27 de enero y hasta el 28 de marzo del 2025, teniendo como objetivo desarrollar la compatibilidad operativa, fortalecer las relaciones militares entre fuerzas especiales de México y de los Estados Unidos, mediante misiones conjuntas.”
Manifiesta nuestra presidente: “Tendré la cabeza fría, así tomaré decisiones, con la unidad de los mexicanos.”
Pero, en paralelo o paralela a lo dicho, la misma presidente lanza imputaciones de: “Son traidores a la patria los que aceptan que nueve cárteles mexicanos son terroristas.”
Transformándose, insidiosamente, en presidente del narco terrorismo.
Si, así como defiende a los narcoterroristas, defendiera a los mexicanos del terrorismo de los narcos, se empezaría a ganar el respeto de la población de nuestro país; lo que no ha hecho.
Empero, también la doble cara de nuestra presidente, en su lenguaje engañador, ha provocado que Trump revele con rugoso y triunfal optimismo: “Con México estamos tratando muy bien, no así con Canadá”.
Y es que, por debajo de la mesa y en la realidad, el actual gobierno mexicano cede a todo lo que el presidente Trump exige.
Únicamente pide, la presidente mexicana, que le permitan seguir usando un discurso mentiroso, para con él encubrir sus vergüenzas entreguistas.
Pronto, el desastroso Trump afirmará que el actual gobierno mexicano se le volvió a empinar.
“30 mil miembros de las fuerzas armadas de México trabajan para que los inmigrantes que transitan por nuestro territorio no lleguen a la frontera con EU; todos los migrantes expulsados por tierra, o en vuelos aéreos de EU a México han sido aceptados por nuestro gobierno; el plan de EU de ‘Quédate en México’ está funcionando con exactitud”. Esto fue expresado por la secretaria de prensa de EU Karoline Leavitt; y nadie en el gobierno mexicano la ha desmentido.
Al parecer Trump no usará la violencia con fuerzas armadas ni con Rusia, ni con China ni con Irán ni con Israel ni con Gaza ni con Ucrania ni con nadie.
Trump quiere resolverlo todo con dinero, a base de aranceles, funciones tributarias, remesas, operaciones mercantiles, cargas aduanales, impuestos, derechos impositivos.
Doblada la presidente mexicana, la 4T deja de ser la cuarta transformación; ahora es 4T=Trump por 4 años.
¿Y… nuestra soberanía?
¡Se ha esfumado!; o quedó desvanecida.