PARADOJAS DE SUS DEMONIOS
Frívolos e insensatos, con sus decires y sus acciones, el presidente de los EU, Donald Trump, y quien fuera su más destacado colaborador, Elon Musk, han escenificado un sugerente anecdotario malsano y disoluto.
¡Han llegado a lo inaudito!
Musk afirma: “Trump me debe la presidencia… yo lo hice presidente… es un malagradecido, mentiroso, traidor… le he auxiliado a multiplicar su fortuna… hay pruebas de que anduvo entre pedófilos, con Epstein… puedo acabarlo… he realizado una encuesta, y el 80 por ciento de los indagados aceptan la creación de ‘el americano’, un tercer partido político en EU que ultime con lo abominable y repugnante de Donald.”
Trump aseveró: “A Musk le di el poder que nunca antes había tenido… utilizó mi confianza y el poder de manera indebida… estoy decepcionado de él, es un ingrato y negado, no acepta el maravilloso paraíso que construyo… ha acrecentado su capital varias veces… los orígenes de su dinero no son honestos… se droga y se vuelve loco… vamos a cancelarle contratos y, quizá, expulsarlo del país.”
Todo eso ha ocasionado caricaturas, mofas, chistes, sátiras, remedos, burlas, guasas, sarcasmos; empero, no es la reacción adecuada que debemos tener, frente a ese enorme peligro. Estamos ante los perfiles de una tragedia, no de una comedia.
Ataques a ese nivel, y con ese contenido, no son para reír, sino para reflexionar.
¿En manos de quién está el mundo?; el destino de la humanidad, ¿de quién depende?; ¿qué futuro nos espera, y qué futuro les aguarda a nuestros descendientes?
Eso respecto a EU, eje del imperio capitalista en 2025.
Pero en el Medio Oriente hay otros desatinos. Neguémonos a creer que hay una razón ordenadora en la destrucción de Gaza, tierra milenaria palestina, bajo actitudes rebeldes y provocadoras de un grupo denominado Hamas, y respuestas genocidas de un asesino delincuente llamado Benjamín Netanyahu, indigno primer ministro de un gran pueblo como el de Israel.
No podemos aceptar que un vulgar invasor como Vladimir Putin, presidente de la honorable Federación de Rusia, invada Ucrania, y se auto denomine invadido; motive la guerra, y se glorifique como agente de la paz; destruya tantas ciudades, asesine a tantos ucranianos, e imponga la muerte a tantos rusos que aman el orden pacífico, con su esencia de digno desarrollo.
En manos de estos poderosos irresponsables, de estos zopencos irascibles, no puede quedar la Humanidad.
Empero, también en México tenemos a nuestros demonios, los que se miran vanidosos ante su espejo del bienestar, pero con la brutalidad mentirosa del dúo López-Sheinbaum, quienes ni juntos ni separados lograron el 5% de la aceptación de los resultados electivos del próximo pasado uno de junio.
El Poder Judicial Federal de México, como el mío Cid, después de supuestamente muerto, ganó su mejor batalla, calificando, con la ausencia activa del 95% de los electores mexicanos, como un total repudio a la reforma judicial de López-Sheinbaum.
Las encuestas político-electorales se han degenerado, son ahora mercancías que se venden al mejor postor.
La presidente Sheinbaum no tiene el 80% de aceptación. Decirlo es una gran mentira.
La presidente, con el dinero de nuestros impuestos, paga centenas de millonadas para que la publiciten.
Esa publicidad pagada a favor de Sheinbaum nos sale muy cara a los mexicanos, y revela la pobreza ética de nuestra presidente, quien sobrevive simplemente como “corcholata” de su amo, ese enconchado autócrata que prosigue mintiendo, robando y traicionando, de apellido López.
La miseria ideológica de la política mexicana la podemos valorar en las palabras de Andy López: “Aprovecho que estoy aquí, para pedirles que no me llamen ‘Andy’, y, decirles que yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, el mejor presidente que ha tenido este país”.
Este es el nivel de la bazofia que se adueñó del poder, en México. Las paradojas de nuestros demonios los tienen enmarañados.
La mayoría, somos los que exigimos un poder judicial que ampare y proteja a todo gobernado en contra de los actos de autoridad que violen derechos humanos garantidos, para que otorgue las suspensiones, provisionales y definitivas del acto reclamado, conforme a la naturaleza jurídica de este tipo de juicios.
Enriquezcamos nuestro sentido común. Sigamos ejerciendo, metódico y sistemáticamente, el espíritu crítico.