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jueves, mayo 2, 2024

Candidatos en campaña: De baños de pueblo a actos pintorescos para ganar simpatía electoral

Recurren a cualquier recurso con tal de obtener visibilidad y potencialmente, una candidatura

Con el arranque de las campañas electorales, los candidatos a diversos cargos de elección popular no han escatimado esfuerzos para captar la atención y simpatía del electorado mediante actos que algunos consideran ridículos, hasta los tradicionales «baños de pueblo», visitando colonias populares y las zonas más humildes de la entidad, intentando camuflajearse entre el electorado.

Entre los ejemplos más llamativos se encuentra Carlos Herrera Tello, candidato al Senado de la República por Movimiento Ciudadano (MC), quien ha adoptado la insignia del Chapulín Colorado, portando camisetas con un corazón y las letras “CH” en el centro, en alusión a sus propias iniciales y colgándose de la fama de este personaje mexicano de fama internacional.

Herrera Tello, quien previamente contendió sin éxito por la gubernatura del Estado, ante MORENA, es recordado por haber dejado una considerable deuda al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y por utilizar estrategias de campaña extravagantes, incluyendo bailes en redes sociales.

El político que llegó al instituto naranja y empezó a dividir a sus trabajadores e impuso a sus allegados intenta ganarse la simpatía del electorado utilizando un personaje popular y tradicional mexicano, en aras de continuar pegado a la ubre presupuestal.

Por otra parte, Ixtláhuac Orihuela, político de Zitácuaro, ha intentado llamar la atención de formas poco convencionales, siendo expuesto anteriormente en redes sociales, mientras hacía ejercicio en ropa interior.

Este tipo de acciones subraya la disposición de algunos candidatos para recurrir a cualquier recurso con tal de obtener visibilidad y potencialmente, una candidatura.

Además de los atuendos y actos insólitos, los políticos frecuentan lugares que normalmente evitan una vez en el poder.

Durante las campañas, no es raro verlos en tianguis, colonias populares, o sentados dialogando con personas en condiciones humildes.

Estos encuentros, aunque diseñados para generar una imagen de cercanía con el pueblo, terminan siendo meras estrategias temporales que se desvanecen después de las elecciones.

A nivel nacional, las tácticas para atraer al electorado con herramientas populares son evidentes.

En un reciente debate del Instituto Nacional Electoral (INE), la candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, bajó de su camioneta de lujo para llegar montando una bicicleta, destacando la tendencia de algunos políticos de adoptar símbolos de modestia sólo durante los periodos de campaña.

Este fenómeno de “baños de pueblo”, donde los candidatos temporalmente adoptan estilos de vida más austeros para impresionar a los votantes, revela una faceta del teatro político donde la autenticidad es a menudo cuestionada.

Con cada ciclo electoral, los ciudadanos se vuelven más escépticos frente a estos actos de campaña que parecen diseñados exclusivamente para captar votos, dejando dudas sobre la verdadera intención y la conexión genuina de los políticos con las bases populares que afirman representar.

En el ámbito político de Michoacán, las estrategias de «baño de pueblo» continúan siendo una táctica recurrente entre los políticos que buscan conectar con las bases populares, práctica evidenciada claramente en acciones pasadas de figuras como Belinda Hurtado Marín.

Durante su periodo como regidora en Ciudad Hidalgo, Hurtado Marín, hizo uso de las redes sociales para promover un acto en el que regaló un limpiaparabrisas a un joven desempleado, presentando este gesto, que no rebasaba los 100 pesos en costo, como una gran contribución.

Sin embargo, este tipo de acciones se contrasta fuertemente con su comportamiento actual en el Congreso del Estado, donde se le ha visto portando bolsos de marcas de lujo con precios que superan los 200 mil pesos, mostrando una desconexión notable entre su imagen pública y sus prácticas personales.

Este contraste en las prácticas de los políticos se ha vuelto un común denominador en las campañas electorales, donde candidatos y partidos políticos buscan mostrarse como parte del pueblo, asumiendo una falsa simpatía por las dificultades económicas y frecuentando lugares marcados por la pobreza, que es la realidad diaria de la mayoría de los mexicanos.

A pesar de sus esfuerzos por aparecer como uno más entre la gente, las actividades y el estilo de vida de muchos políticos continúan evidenciando un abismo entre el discurso público y la realidad, dejando entrever la persistente problemática de una representación efectiva y sincera dentro del panorama político del país.

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