OPTIMISMO PARA DÍA DE MUERTOS
El Día de Muertos es una tradición mexicana de origen prehispánico que se celebra principalmente el 1 y 2 de noviembre. Sin embargo, según la tradición, desde el 28 de octubre comienzan a llegar las almas.
Además, los preparativos inician muchas semanas antes y es que la belleza y complejidad de esta celebración ha atraído la atención de todo el mundo. De hecho, la UNESCO la nombró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2008.
Desde hace siglos, las comunidades purépechas llevan a cabo ceremonias de velación de sus muertos, abarcando las comunidades aledañas y poblados de la zona lacustre.
Si bien es cierto que el Día de los Muertos se celebra en cada rincón del territorio nacional, en Michoacán tiene una connotación especial, gracias al arraigo de esta costumbre ancestral en las comunidades indígenas, especialmente en la zona del Lago de Pátzcuaro, donde su celebración está llena de religiosidad, misticismo y una belleza visual indescriptible.
Aunque la velación se realiza en los 113 municipios, son Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Erongarícuaro y Quiroga los acaparan la afluencia de turistas nacionales y extranjeros por sus representaciones efectuadas en panteones y recintos religiosos de sus comunidades, así como la elaboración de ofrendas, realizar rituales y danzas, acompañados de una excelente gastronomía, son las favoritas de los visitantes.
Según estimaciones de las autoridades estatales, esta temporada se espera una afluencia de poco más de 280 mil turistas que serán parte de la esta celebración y que dejarán una importante derrama económica para el estado.
Es un hecho, de la muerte nadie escapa. Sin embargo, pese al dolor que su presencia pueda provocar, de nuestros pueblos indígenas hemos aprendido a percibirla como una etapa en la que debemos regocijarnos pues, como diría el escritor Mario Benedetti “la muerte es solo un síntoma de que hubo vida“.
